Foto: AFP Decenas de migrantes varados en Tapachula, Chiapas, acusan que la ciudad se ha vuelto una “cárcel”, pues las citan en la Comar son canceladas y no los dejan llegar a Estados Unidos.  

El aumento en la detención de menores es una mirada de criminalización por parte de las autoridades mexicanas hacia los niños, niñas y adolescentes migrantes, consideró Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

Indicó que de acuerdo con datos de la red, el incremento de las retenciones fue de 200% de enero a julio pasado, comparado con el mismo período de 2020.

Afirmó que las recientes imágenes difundidas en redes sociales y medios de comunicación, en las que se observa a agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional detener de forma violenta a los migrantes, frente a sus hijos; así como a los mismos niños que sólo transitan por el país, son hechos “brutales e inadmisibles”.

Ante ello, Ramírez reiteró su preocupación por la falta de protección y respeto a los derechos de la niñez migrante, la cual –dijo– continúa movilizándose desde la frontera sur del país hacia el norte.

“Las personas migrantes tienen un pasaporte indeleble, que son sus derechos humanos sin importar de dónde vienen, cuál es su situación migratoria su estatus, esos derechos tienen que ser respetados”, expresó la titular de la Redim.

Consideró que el Estados mexicano debe apostar por la no separación de familias, “si van niños y niñas acompañados de sus familiares, bajo ninguna circunstancia se les debe de separar, está muy bien documentado todo lo traumático que esto puede ser”; y priorizar el bienestar y la protección de éstos.

Ramírez hizo un llamado a considerar los casos particulares de cada menor, pues “hay personas que pueden estar necesitando de protección internacional, estar huyendo por amenazas de vida (…). Lo que se debe hacer es un análisis pormenorizado de la situación de cada uno de esos niños para generar soluciones adecuadas”.

De acuerdo con datos del INM, de los 147 mil 033 migrantes detenidos de enero a agosto pasado, 23% son menores de edad; es decir, 34 mil 427.

SITUACIÓN EN TAPACHULA

Tapachula es un hervidero. Por todas partes miles de migrantes deambulan desesperados por escapar de esta ciudad del sur del país, que ven como una cárcel en su dramático camino hacia Estados Unidos.

Son unos 40 mil centroamericanos y haitianos azotados por la pobreza, la violencia y los desastres naturales, según una estimación de Médicos Sin Fronteras.

En su huida entraron a un callejón sin salida, pues necesitan permisos de estadía para no ser deportados a la vecina Guatemala y poder seguir su travesía. Pero ese aval no llega y para quienes llevan meses allí la esperanza se diluye.

“Es horrible estar aquí, te tienen encerrado y sin salida”, comentó a la agencia AFP Fanfant Filmonor, haitiano de 30 años que llegó a Tapachula hace dos semanas. Salió de Brasil luego de quedar desempleado.

Pese a las dificultades, los arribos desde Guatemala no paran, especialmente desde la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos con la promesa de desmontar las severas políticas migratorias de Donald Trump. A la par, crece el drama humanitario.

El objetivo “es seguir la ruta porque tengo una hermana en Miami y otra en Holanda, aunque si encuentro trabajo, aquí me quedo”, dijo Domingue Paul.

El haitiano –quien viaja con su pareja y dos hijos pequeños– se quejó que la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) “me rechazó la cita, esperaba tenerla el 7 de octubre, pero me dicen que no está disponible”.

Solo este año ha gestionado aproximadamente 77 mil 559 permisos, superando los 70 mil 400 de todo 2019.

CON INFORMACIÓN DE AFP

 

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