Si para el presidente Andrés Manuel López Obrador el dinero que recibieron sus hermanos fueron “aportaciones al movimiento’’ y no hechos de corrupción, la visita del heredero de la dictadura cubana Miguel Díaz-Canel es una reunión familiar.

Díaz-Canel reprimió al mejor estilo de las dictaduras bananeras a los ciudadanos cubanos que hace unas semanas se manifestaron en reclamo de libertad.

Libertad sin adjetivos.

El romanticismo con el que se vendió la revolución cubana hace décadas quedó sepultado por la cruda realidad que viven los habitantes de la isla.

Condenados al eterno racionamiento de alimentos, sin vacunas para atender la pandemia a pesar de que el régimen castrista ha presumido la creación de su propia vacuna, sin posibilidades de desarrollo para varias generaciones de profesionistas que a lo más pueden aspirar a un trabajo en un hotel para sobrevivir, no para vivir.

El magnífico comediante Virulo dice que no hay nada más importante para los cubanos que tener familia en el extranjero, que son, al final de cuentas, los que mantienen a los isleños.
Parece broma, pero no lo es.

La última manifestación de los ciudadanos cubanos fue reprimida a toletazos; cientos fueron encarcelados por el sólo hecho de exigir libertad, mejores condiciones de vida, más comida, lo indispensable para vivir, pues.

Pero al Gobierno mexicano, tan dado a mirar para otro lado cuando le conviene, eso es un detalle menor.

No lo fue, por ejemplo, el hecho de que unos acelerados panistas invitaran al presidente del partido ultranacionalista español Vox, Santiago Abascal, acusado de promover políticas xenófobas, radicales, vinculadas al franquismo.

Así que, para la 4T, en términos prácticos, hay de radicales a radicales; los suyos merecen trato VIP.

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Un grupo de locatarios que tienen sus negocios al interior del Sistema de Transporte Colectivo Metro, acusaron que el encargado del despacho de la gerencia encargada de los Permisos Administrativos Temporales Revocables (PATR´s), Paul Moreno, gente de confianza de la exdirectora Florencia Serranía, opera una red de extorsión.

La exigencia de “moches’’ va de uno a cinco millones de pesos, de acuerdo con el tamaño del negocio, a cambio de regularizar permisos, no revocarlos y no incrementar adeudos, de acuerdo con los quejosos.

En esta red, locatarios denunciaron que participan Jorge Salcedo, exsecretario particular de Serranía e Iván Vázquez, supervisor de PATR´s, además de tener a empresas “consentidas” Accesorios Constructivos S.A. de C.V.

Los inconformes informaron que el nuevo director del Metro, Guillermo Calderón, tiene investigaciones avanzadas sobre estas denuncias y los ojos puestos sobre Paul Moreno, que tendría los días contados en el organismo.

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La elección del presidente del PAN se está perredizando.

El aparato del CEN del PAN trabaja para que repita en el puesto Marko Cortés, sin importar los pobres resultados de su gestión al frente del único partido que puede ser oposición real a Morena.

La militancia panista será quien decida el nombre del presidente que deberá enfrentar el reto de la elección presidencial de 2024.

Es el principal reto del blanquiazul en los próximos años pues la selección de un candidato presidencial propio o una alianza con el PRI y el PRD podrían perjudicarlo más que beneficiarlo.

Lo malo para los verdaderos panistas es que el pleito interno por la dirigencia nacional desvía recursos y discursos que podrían servir para posicionar mejor al partido de cara a las elecciones del próximo año, pero sobre todo para la elección del candidato presidencial, en la que, sin exageración, el PAN se jugará su futuro.

LEG