El cine tiene su lado taquillero y comercial, pero también siempre ha convivido con una parte oscura. Se ha utilizado para muchas cosas, algunas de ellas que han causado el enojo de los ricos, de los gobiernos y de los poderosos de turno. No es casualidad que incluso la misma industria del cine se afincara en Hollywood.

En su origen los estudios se localizaban en Nueva York y Nueva Jersey, pues ahí era donde estaba el dinero para invertir en tecnologías nuevas en aquellos tiempos. Pero debido a que muchas de las patentes de los inventos y la tecnología necesarias para la producción y exhibición cinematográfica las tenía Thomas Alva Edison, éste pretendía cobrar regalías por todo a todos los que se dedicaban a esta naciente industria. Incluso se sabe que contrataba a grupos de golpeadores que iban a los sets o a los estrenos a “reclamar su parte”.

Entonces un grupo de empresarios con apellidos como Warner y Goldwyn decidieron irse lo más lejos posible, a un lugar donde, además de pagar pocos impuestos, fuera realmente difícil que llegaran los agentes de Edison y, por supuesto, de lo conveniente de la frontera con México. Siempre habría una ruta de escape en caso de que las cosas se pusieran realmente feas; me imagino los planes que habrán elucubrado para escapar con cámaras y proyectores a Tijuana montados en una carreta jalada por caballos. ¿Será por eso que en el cine de Hollywood siempre los fugitivos quieren escapar a México?

Tampoco es casualidad que la primera película que se filmó en Hollywood, “In Old California” (1910) de D.W. Griffith, narrara una historia que sucede en la California que todavía era parte de México. Poco después, al pasar la 1ª guerra mundial la industria europea del cine había quedado por completo destruida, lo que abrió la puerta para que nuestras industrias en América florecieran y tomaran ventaja sobre las europeas.

Incluso se dice que la epidemia de gripe española de 1918, hablando de pandemias, se manejó tan bien por parte de las autoridades de salud de Los Ángeles que se pudo rápidamente retomar el trabajo y seguir con las filmaciones, lo cual ayudó a que se estableciera Hollywood como punto de referencia de la producción cinematográfica en la región.

Pero al mismo tiempo, el cine también se convirtió en el medio favorito para mostrar injusticias, defender causas y mostrar verdades incómodas. El hecho de contar con un documento tan poderoso como la imagen en movimiento siempre ha sido la pesadilla de los que cometen fechorías. E incluso hoy, que todos tenemos el poder de documentar nuestra vida y la de todos los que están alrededor de nosotros, ese temor se ha vuelto tan común que el mismo poder de la imagen se ha banalizado y explotado hasta la saciedad.

El estudio de cine de bolsillo, o teléfono inteligente, como quieran llamarle, habría sido el sueño más guajiro y húmedo de los hermanos Warner. Hoy que lo tienes en tu bolsillo, úsalo para el bien. Documenta a los malos, exponlos cuando hagan sus maldades, utilízalo como agente de cambio y de verdad, no tengas miedo de ejercer tu derecho a la libre expresión. Pero de la misma manera cuida a los buenos, a los inocentes, respeta la privacidad de los demás y disfruta y aprovecha al máximo de la poderosísima herramienta con la que, probablemente, estés leyendo esta columna. 

@pabloaura