El desdén y la politización de la ciencia y la tecnología menguan la atención a los programas de prevención y, en el peor de los casos, cuestan vidas.

Son lluvias atípicas”, “nunca había pasado”, “es la primera vez que sucede”, “nadie podía saberlo”, son justificaciones de gobernadores, alcaldes, legisladores, ministros y hasta presidentes ante la tragedia. Pero muchas veces se trata de excusas ante la inacción por ignorancia o negligencia. Las “lluvias atípicas” son cada vez más comunes en el lenguaje de los servidores públicos.

En nombre de austeridad se han disuelto grupos de asesores científicos que ayudan a identificar e interpretar instrumentos que ya existen, pero que muchas veces se desconoce o se minimiza su utilidad.

Los atlas de riesgo, los estudios de suelo, los modelos meteorológicos y epidemiológicos, así como los estudios de materiales son herramientas para tomar decisiones que salven vidas o que reduzcan la mortalidad de un fenómeno. ¿Y quiénes ayudarán a aquellos que toman decisiones a entenderlas?… se supone que los asesores científicos.

En medio del debate de que si no se avisó sobre los riesgos de las lluvias que inundaron Tula o de que, sí se avisó pero no por las vías correctas, alguien debió advertir y preguntar, no solo esperar.

El hospital afectado está muy cerca de un río y un estudio de protección civil bien elaborado hubiera advertido sobre posibles riesgos y cómo actuar. No es la primera vez que se inunda en México una población, así que deberían de existir medidas en los sitios similares.

Se sabe que el agua que llega a Hidalgo es la que sale de la CMDX y del EDOMEX, en donde se han registrado intensas lluvias, y si hubiera la atención necesaria a la información disponible, tal vez, otro sería el desenlace.

#LoboSapiens

¿Político o científico?

Un ejemplo claro de cómo se contamina o se desdeña la ciencia con la política se observa en algunas de las afirmaciones e indicaciones del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell. Con una nivel de interlocución muy cercano al Presidente, se ha atrevido a hacer comentarios que justifican decisiones políticas, en lugar de hacer recomendaciones que, a pesar de las posturas políticas ayuden a tomar acciones que salven vidas.

Nadie sensato podría cuestionar su CV: Estudió y se especializó en las mejores universidades e institutos de México y de EU… pero algunas de sus decisiones han estado politizadas y parece cuidar más su cargo y la simpatía de su jefe, que el rigor científico. Se ha convertido en un vocero de la llamada 4T, especializado en Salud, en lugar de un asesor científico.

La fuerza del Presidente es la fuerza de la esperanza, no del contagio”, es una de las frases que retrata más claramente a un personaje que ha dejado de lado el rigor científico, por eso son necesarios los asesores científicos, para que den recomendaciones basadas en ciencia y tecnología, para salvar vidas, no para justificar acciones que les ayuden a mantenerse en el cargo…

 

@chimalhuacano