Hace 500 años, los españoles, en una alianza con diversos pueblos originarios como los tlaxcaltecas que eran oprimidos por los mexicas, llegaron hasta Tenochtitlán y comenzaron la Conquista y con ello la llegada de plagas y enfermedades.

Hernán Cortés se dio cuenta de la división entre los clanes mexicas y supo que los tlaxcaltecas estaban cansados del maltrato, lo que aprovechó para hacer alianzas y ganar la batalla gracias a la unión de los pueblos originarios en contra de los mexicas y no gracias a su ejército, que en número era menor al de los tlaxcaltecas.

El conquistador vio todo el panorama, incluso sabía que las enfermedades -ya conocidas en el viejo continente- serían la perdición de los pueblos en la gran Tenochtitlán, toda vez que no se conocían y por lo tanto no se tenía un remedio o cura para ellas.

La caída del gran imperio tuvo mucho que ver con la división que, 500 años después desde el principal Palacio de México promueven e impulsan. Aunado a los virus que también, 500 años después siguen ocasionando miles de muertes ante la falta de una cura, y que desde Palacio Nacional se niegan a ver.

Los mexicanos, como todas las culturas del mundo, han estado divididos entre: ricos y pobres; habitantes de grandes ciudades y de pequeñas poblaciones; los de izquierda y derecha; pero ahora el discurso que promueve la máxima autoridad del país, va más allá. 

Ahora, en la reestructura de la historia, el presidente Andrés Manuel López Obrador está más enfocado en dividir a buenos y malos, que hasta pierde de vista las carencias de su pueblo.

Su afán de tener liberales y conservadores, pueblo bueno y opresores, ricos y pobres, nacionalistas y traidores; no le permite atacar los verdaderos problemas que tiene el país como la pandemia, la violencia y la corrupción; y aunque en el discurso diga que todos los días combate estos males, lo cierto es que a diario suben por cientos las muertes por Covid-19, los homicidios y los actos de corrupción.

Resulta absurdo que desde el Palacio, que fue construido encima de una parte del gran Palacio del tlatoani Moctezuma para ser la segunda residencia privada del gran conquistador Hernán Cortés y posteriormente se convirtió en la sede de los Virreyes de la Nueva España, el Presidente se erija como el gran liberador del neoliberalismo y promueva la igualdad y la equidad.

A la denominada cuarta transformación, lo que le falta es congruencia, le falta atacar los verdaderos males de la sociedad, pues a tres años de su Gobierno, la violencia no cede, la desigualdad crece, hay más mexicanos en extrema pobreza y México se encuentra entre los países con más muertos por el Covid-19.

Por fortuna los mexicanos, más allá de las divisiones que intenten, siempre salimos unidos y solidarios cuando más se necesita. En los momentos difíciles ayudamos y en los momentos alegres, celebramos. Por eso ¡Viva México!

Y en pregunta sin ofensa:

¿Cuántos adolescentes entre 12 y 17 años necesitan contagiarse o morir para que el Gobierno los considere prioridad y los vacune contra el Covid-19?

 

@aguilarkarina