Hace un par de semanas en la inauguración de la “Primera Semana de las Agencias de Viajes” organizada por el Grupo Mexicano de Asociaciones de Agencias de Viajes y Empresas Turísticas (GMA) que preside Roberto Trauwitz, algunos de nosotros todavía esperábamos que el secretario de turismo federal Miguel Torruco por fin anunciara un robusto apoyo a las agencias de viajes que han estado al borde de la quiebra año y medio desde que comenzó la pandemia. Pero no fue así.

Fiel a su estilo Torruco fue a recitar el mismo discurso de siempre da, sus cifras de las expectativas de la dependencia que representa con las que México cerrará el año en cuanto a derrama, turistas de internación y ocupación hotelera, las inversiones privadas, los aeropuertos y el PIB. Nada nuevo.

Y digo nada nuevo por que el secretario aunque no se haya dado cuenta si tiene muy decepcionada a la industria turística de este país que si bien reconocen en él una figura decana del turismo mexicano, también se han dado cuenta de su poco margen para apoyar en pandemia sobre todo a las micro y pequeñas empresas, algunas de ellas ya pasaron a mejor vida.

¿Qué se esperaba en su alocución del lunes pasado? ¿Apoyos a fondos perdidos? ¿Créditos bancarios con tasas de interés más acordes con la realidad? ¿Mediación con los bancos para que sean flexibles con dichos créditos y las agencias no sean mal vistas y puedan ser sujetas de créditos y no discriminadas por su giro? ¿Un plan de apoyo y capacitación liderado por la sectur? Otra vez nada nuevo.

Por el contrario el secretario fue enfatizar que la “Primera Semana de las Agencias de Viajes y Empresas Turísticas” reúne al sector de México para seguir trabajando por la consolidación de la actividad turística, motor de desarrollo de la economía nacional y fuente de bienestar social, sobre todo para la población radicada en los destinos turísticos. Confieso que a veces da la impresión de que habla como si no hubiera pandemia, o como si la pandemia ya se hubiera acabado o como si el turismo siguiera viento en popa, dando por sentado acontecimientos que no están ocurriendo e ignorando lo que sí en verdad está pasando.

¿Cuántas agencias cerraron por la pandemia? ¿Cuántas tuvieron que cambiar de giro? ¿Cuántas accedieron a los créditos caros que el mismo Torruco anunció en julio del año pasado con bombo y platillo? ¿Con cuantas agencias la dependencia está en contacto para darle seguimiento de las condiciones en las que se encuentran? ¿Tienen las agencias producto para vender? ¿Esos productos forman parte de sus expectativas alentadoras?

Por cierto esos mismos créditos que el secretario anunció el año pasado como un Programa de Impulso al Sector Hotelero y de refilón a las agencias que quisieran, con montos crediticios impagables para la mayoría de los empresarios; esos mismos apenas en este mes de agosto una año después el mismo titular de la sectur se des-dijo, culpó y criticó a la “privatización selectiva de la banca” por cara. ¿Por fin eran buenos o no?

¿Si el problema es ancestral de las agencias de viajes pequeñas que no pueden acceder a los créditos bancarios y el secretario lo sabía desde muchos años atrás? ¿Por qué razón lo presentó como el programa de impulso un año antes?

En pocas palabras la culpa la tiene “la privatización selectiva de la banca” lo que sea que eso signifique, el caso es que con esa declaración hoy estamos peor que al principio.

Mejor han llegado fondeos en euros dirigidos a pymes, cooperativas mexicanas, empresas sociales y emprendimientos indígenas turísticos desde otras latitudes como el de la agencia Alemana GIZ por mandato del Ministerio Federal de Cooperación Económica del gobierno de Alemania y ejecutado por Enpact, Tui Care y la Sectur Federal.

En 2020 este programa entregó a 60 empresas vulnerables la cantidad de 9 mil euros a cada una, a fin de que se pudieran recuperar y salvar empleos, todo a fondo perdido y todavía se esperan apoyos para otras 105 empresas ejerciendo una bolsa que rondará el millón de euros.

De la semana de las agencias y empresas turísticas me parece un ejercicio magnífico hecho por empresarios para beneficiar a los mismos empresarios, algo así como un hecho en casa y desde aquí lo aplaudo, es una manifestación resiliente del pujante sector privado de México para no dejarse caer más.

Pero después de mirar el discurso oficial en ese evento pensé, el secretario Torruco sigue en deuda con los agentes de viaje.