Foto: Especial De las 19 personas que participaron en los atentados del 9/11, al menos 15 provenían de Arabia Saudita, y eso dejó una marca  

Para que el mundo comprendiera mejor qué era el terrorismo tuvo que atestiguar el 9/11, hoy considerada su peor manifestación. Casi 3 mil personas murieron por una causa desconocida y tras un ataque de un grupo ajeno a la realidad del Occidente, con Estados Unidos como su mayor símbolo. El daño sufrido el 11 de septiembre de 2001 marcó a la Unión Americana… y quedó grabado en el imaginario de una generación.

Dos efectos: tomar consciencia del riesgo que implican las organizaciones terroristas internacionales, y el estigma hacia la población de Medio Oriente.

De las 19 personas que participaron en los atentados del 9/11, al menos 15 provenían de Arabia Saudita, y eso dejó una marca.

“No es correcto vincular lo que pasó con los sauditas. Algunos piensan que las semillas de lo que sucedió germinaron aquí y eso no podría estar más alejado de la realidad”, ha declarado Walaa Hawari, periodista saudí y quien, con sus connacionales, fueron vistos como semillero del terrorismo.

¿QUÉ ES Y CÓMO SE COMBATE?

Si se considera que el terrorismo como lo entendemos hoy apareció con la llegada de los primeros medios de comunicación masiva -plataformas que aún se usan para la difusión de sus mensajes, pues solo así se tiene registro del daño que causa-, entonces el señalamiento de los saudíes era correcto, y encaja en las definiciones que ahora prevalecen sobre el fenómeno.

Y es que estudiosos sociales se han dedicado a diseccionarlo para dar una explicación más clara a las motivaciones y significado en dos direcciones, para quienes recurren a él y para las víctimas.

Terrorismo implica un acto de violencia que toma como objetivo a quienes se encuentren “del lado contrario” (al servicio de un grupo o Estado) y tiene un propósito específico. Echa mano del terror colectivo como un medio, no como un fin. En el 9/11, por ejemplo, la pérdida y los daños nunca fueron la meta, sino un esfuerzo por debilitar la figura de lo que representaba, sugirió la investigadora del tema Berenice Rivera.

Si bien los delitos sociales afectan toda la convivencia humana, el terrorismo se expresa directamente en lo político porque su objetivo está ligado a las acciones que lleva a cabo el Estado y es motivado por intereses propios al poder. Los atentados son sólo las formas en que se materializa.

Actualmente, recuerda Aribel Contreras, coordinadora de la licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana, los primeros lugares en el Índice Global de Terrorismo, del Instituto para la Economía y la Paz, los ocupan Afganistán, Iraq, Nigeria, Siria y Somalia.

“Tras una ocupación militar de casi 20 años”, añade, “no cumplió con ninguna de las garantías con las que justificó su presencia en el territorio: acabar con los grupos terroristas de la región, dar condiciones para la transición política y desmantelar la red de tráfico de heroína y morfina”.

Queda pendiente, ahora, buscar mejores formas de combatir este mal, reflexiona el investigador de la UNAM Raúl Benítez Manaut: “El terrorismo se convirtió en prioridad de la agenda de seguridad internacional, pero la forma de combatirlo fracasó. La ocupación militar de Afganistán e Iraq demostró que la guerra no es el mecanismo más eficaz”.

Reinicia juicio contra ‘cerebro’ de atentados

El juicio del presunto cerebro de los atentados del 9/11, Jalid Sheij Mohamed, y otros cuatro acusados, reinició ayer en la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, aunque un veredicto parece lejano.

Mohamed y Amar al Baluchi, Walid bin Atash, Ramzi bin al Shibh y Mustafa al Hawsawi comparecieron ante un tribunal militar en la base de la isla de Cuba por primera vez en más de 18 meses, pausa forzada por la pandemia de Covid-19.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS 

LEG