La leyenda de Epifanio Leyva “El Pifas”
Foto: Archivo Don Epifanio Leyva fue ebanista y quinielero en el Hipódromo de las Américas  

Se nos adelantó “El Pifas” y seguro ya anda repartiendo pulque y uno que otro derechazo allá del otro lado. Expugilista y distribuidor de pulque fino en su icónica Hija de los apaches, la historia es de golpes, sudor y mucho trabajo.

Inspirado por Chango Casanova y Toluco López, sus grandes ídolos en los años 50, incursionó en los rings a los 16, en la prevocacional del Politécnico, pero la falta de disciplina y “el chupe” no le permitieron hacer carrera larga en el encordado.

Lo que sí le permitió fue hacer grandes amistades con personajes como Rubén “Púas” Olivares, Ultiminio Ramos, Pipino Cuevas y Humberto “Chiquita” González, y muchos más.

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Don Epifanio Leyva antes de convertirse en propietario de su afamada pulquería, fue ebanista, “quinielero” en el Hipódromo de las Américas, vendedor de línea blanca y a los 13 años empleado de la pulquería “La Rosita”, camino que más tarde lo llevó a ser encargado de seguridad en otras tantas pulcatas que solía frecuentar y que finalmente le hicieron hallar su trabajo predilecto, porque como negarse a las dos grandes pasiones de su vida, el pulque y el pleito.

Fundó “La hija de los apaches” en 1970, tras adquirir el lugar que para entonces estaba clausurado y se hallaba en la Avenida Cuauhtémoc, para luego llevarla a la calle Claudio Bernard en la colonia Doctores donde su figura se convirtió en el epicentro para reunir a cantidad de personajes, desde expuglistas hasta músicos, actores y uno que otro borracho perdido.

Una vez ya alejado de los rings y bien afianzado en la vida pulquera, don Epifanio se convirtió en miembro de la Asociación Mutualista de Ex Boxeadores de la República Mexicana, en la que colaboró durante 55 años, de la cual se alejó por un desacuerdo con las nuevas políticas que se adoptaron en algún momento.

Durante su vida, el amor y la familia no le faltaron; 3 amores y 10 hijos, que hoy ayudan a atender a los ávidos bebedores de la pulquería, son los pilares fundamentales para que siga el negocio a flote y fuerte.

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Y si hay algo que caracteriza a “La Hija de los Apaches” es su contrapublicidad, que proviene en un inicio del diseñador Rubén Ramírez “El Pato”; él comenzó a realizar parodias pintorescas muy al estilo del arte pop, usando la figura de Don Epifanio como eje semántico, reemplazándola en imágenes icónicas como The Godfather o la Astarté de Starbucks con la leyenda de Starpulque, y que le han dado a las paredes de La hija una estética única y poco igualable.

Y es muy probable que haya un millón de historias más que tristemente ya no podremos escuchar de la viva voz de “El Pifas”, pero seguramente el legado que nos dejó ya es sin miedo a errar, un lugar de convergencia para seguir bebiendo buen pulque, para seguir conociendo nuestra historia urbana y para seguir creando historias tan icónicas como las del gran Epifanio Leyva.

DCN