Ante el tercer informe presidencial, los saldos estadísticos y en percepciones en los expedientes de seguridad pública, seguridad interior y seguridad nacional exhiben saldos consolidados en la infraestructura jurídica y operativa, pero no alcanzan todavía para definir una tendencia consistente en la baja delictiva.

En seguridad pública, la que tiene que ver con el ciudadano, ayudó un poco el largo periodo de restricciones por la pandemia, pero sin revelar indicios de disminución de las bandas organizadas o desorganizadas que siguen agobiando en calles y hogares.

En seguridad interior, la que obliga al Estado a garantizar condiciones indispensables de estabilidad para la actividad productiva y la creación y distribución de la riqueza, se avanzó bastante con la Guardia Nacional, pero la capacidad operativa ha sido menor en función de la estrategia de construcción de la paz sin perseguir a capos ni cárteles y permitiendo una expansión violenta de las bandas delictivas en zonas territoriales de soberanía del Estado.

Y en seguridad nacional se perfila un nuevo acuerdo con Estados Unidos en la próxima cumbre Biden-López Obrador, aunque con indicios de que las agendas en ese tema son casi hasta excluyentes entre sí. El listado de exigencias mexicanas no ha encontrado espacio de entendimiento en la Casa Blanca y desde ahí hay sólo un enfoque unilateral. La debilidad del Presidente estadounidense por el fracaso en Afganistán podría darle a México un mejor margen de maniobra para evitar las subordinaciones del pasado.

Las agendas en las tres seguridades para la segunda mitad del sexenio no presentan, cuando menos hasta ahora, alguna modificación de lo ocurrido en los primeros tres años y seguirá prevaleciendo en las autoridades la decreciente percepción social sobre inseguridad, a pesar de la alta cifra de violencia criminal.

 

Zona Zero

  • El tema de migración en la Casa Blanca bajo la responsabilidad de la vicepresidenta Kamala Harris ha entrado en una zona de tensión entre el enfoque menos conflictivo en los discursos del presidente Biden y el crecimiento de la represión en la frontera para rechazar el cruce de migrantes sin cumplir con las reglas migratorias. A Washington se le agotaron las iniciativas y es el momento de que México pueda imponer sus criterios de una estrategia migratoria integral en la zona del norte de Centroamérica.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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