Adrian Trejo
 

A Morena le interesa quedarse con el control administrativo -además del político- de la Cámara de Diputados porque controlando el dinero, controla todo.

Hoy, el flamante coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier, es también presidente del influyente Comité de Administración, que en términos llanos, es el responsable de repartir el dinero a las fracciones parlamentarias.

Mier tenía el cargo antes de que fuera escogido para reemplazar en la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) a Mario Delgado, que se fue a cobrar como presidente de Morena.

Ahora pretende que su partido, que a diferencia de la anterior legislatura no tiene la mayoría absoluta, tuerza la Ley Orgánica del Congreso para quedarse con ambos puestos, los más importantes de la Cámara de Diputados.

El morenista anunció que buscará formar una megabancada con el PT y el Verde para quedarse con la presidencia de la Jucopo y del Comité de Administración.

No hay en la ley interna del Congreso una norma que indique que una coalición puede presidir la Jucopo, ni existe un antecedente de la sociedad entre partidos para agandallarse los principales cargos.

La ley es clara respecto a la presidencia de la Jucopo: cuando ningún partido tiene la mayoría absoluta -251 de 500 diputados-, el cargo será alternado entre los tres partidos que tengan el mayor número de legisladores.

Es decir, entre Morena, el PAN y el PRI.

Justo lo que tratará de evitar Morena -quién sabe en cuánto coticen su apoyo el PT y el Verde-, modificando o interpretando la ley a su conveniencia.

La única manera de que pudiera ocurrir que Morena se saliera con la suya, será que todos -todos- los diputados del Verde y el PT renuncien a sus bancadas para sumarse a la fracción guinda, lo que representaría que ambos partidos rémoras, perdieran su representatividad en el Congreso, con todas sus implicaciones jurídicas y políticas.

La disputa no es por quién presidirá la Mesa Directiva, sino quién o quiénes tendrán en sus manos el control político y económico de la Cámara de Diputados.

Ya vimos, desde los tiempos del priato, que por salud institucional ningún partido debe tener los dos cargos a la vez.

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A lo mejor lo único bueno de llenarle la cabeza de humo a Rocío Nahle con eso de que puede ser candidata presidencial es que le pondrá más ganas a la construcción de la refinería de Dos Bocas.

Porque en un análisis serio de sus propios compañeros, no solo no tiene ningún mérito como funcionaria ni como militante.

Pareciera que la insistencia de López Obrador de señalarla como una de sus “corcholatas’’ tiene más que ver con quitarle los reflectores -que él mismo le puso- a Claudia Sheinbaum, la favorita de su corazón.

Como quiera, Nahle tiene dos añotes para convencer a los morenistas que puede ser la elegida por el dedo del señor del Palacio Nacional.

Se vale soñar.

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Emilio Lozoya acusó al ex presidente Enrique Peña, Luis Videgaray, que son los verdaderos peces gordos de la averiguación previa y la Fiscalía General de la República se ha dedicado a pescar charales.

El ex senador Jorge Luis Lavalle, preso, el ex candidato presidencial, Ricardo Anaya, que a partir del jueves pasará a ser prófugo de la justicia y el más reciente el ex director de Pemex, Carlos Treviño.

¿Cómo se llama eso?

 

@adriantrejo