rabia humana
Foto: Facebook David Mendoza Iriqui El personal de salud de Hermosillo lamentó la muerte de una menor por Covid-19  

Ximena Pereria, una pequeña de nueve años con parálisis cerebral falleció el fin de semana pasado, tras vencer la lucha contra el Covid-19.

La historia de la menor, los esfuerzos de su familia por salvarla y la situación por la que tuvo que atravesar tras contagiarse conmovieron al equipo de salud que la atendió, especialmente al director general de Brigada del Sol, en el municipio de Magdalena de Kino, David Mendoza Iriquie, quien le escribió una carta a través de su cuenta de Facebook.

“Pocas son las veces en las que mi corazón se hace pequeño ante las traumáticas escenas. Puedo decir que la mayor parte de nuestra formación nos enseñan a superar la muerte, pero somos humanos y por naturaleza divina, nuestro corazón responde al noble sentimiento de la empatía”, comenzó la carta.

La pequeña sonorense tuvo que ser hospitalizada en Hermosillo, tras presentar llagas en la garganta, posteriormente fue intubada para que pudiera respirar. Al igual que la pequeña, sus padres contrajeron el virus por lo que trataban de recaudar fondos mediante donaciones.

En la carta, el médico también narró los momentos de atención con la pequeña.

“Cuando llegué al hospital me acerqué a la hermosa princesa y mire cómo respiraba con dificultad, revise sus pupilas y mis ojos se llenaron de lágrimas. Mi corazón se partió en mil pedazos y no tengo las palabras para describir lo que en mi pecho sentía. ¿Por qué los niños, Dios mío? Si son solo almas bondadosas repletas de amor…”.

A pesar de los esfuerzos, Ximena no soportó más. David asegura que el equipo se encuentra tranquilo con su labor y sabiendo que la pequeña no sufrirá más.

“Me quedo tranquilo, porque luchamos, nos esforzamos y porque hicimos un gran equipo por ella. Solo por ella, una pequeñita de nueve años que, sin siquiera hacer un solo gesto, nos robó el corazón a todos.

Hoy la pequeña y hermosa princesita partió al reino de los cielos, su pequeño cuerpecito no resistió los estragos de este maldito virus que al final acabó con ella y mientras me daban la noticia mi alma lloraba.

Yo solo le pido a Dios que a sus padres y familiares les brinde la fortaleza para superar este dolor. Se que a todos nos duele igual, se también que ahora está en un mejor lugar: en el cielo no existe el dolor, no existen los tubos, ni las tantas agujas. Dios es bueno, y se que ahora ella está sonriendo”, concluyó.

AR