Buscar un trabajo es difícil, sobre todo cuando no hay nada certero en la bolsa. Habrá días donde uno no se quiera enfocar, pero existirán también otros donde la presión del tiempo, o la falta de ingresos, sea demasiada. 

Esta se vuelve aún más complicada para quien no sabe bailar el tango de las ofertas laborales, porque hay reglas escritas con tinta invisible que supuestamente deberíamos de dominar.

Por ejemplo, ¿cómo manejar los correos?

Cuando estamos al acecho de una oportunidad, un paso a seguir es buscar vacantes. Se pueden encontrar en bolsas de trabajo, Facebook, Instagram, o tal vez redactando correos a diestra y siniestra a las empresas que nos interesan, en espera de tener el perfil perfecto como empleado. Una novatada es pensar que las empresas responderán luego luego a nuestro correo, cuando la realidad es muy distinta. 

No hay un mandato escrito, pero normalmente el tiempo de respuesta es alrededor de dos a tres semanas, eso si hay plazas disponibles. En caso de no haber, o que nuestro perfil no les interesara, lo más probable es que la respuesta jamás llegará. Sí, tanto las empresas como los ligues ghostean si no llamaste su atención. Aquí existe una delgada línea sobre si está a nuestro favor insistir o no.
Las empresas no son malvadas. Muchas veces no responden porque no saben qué decir, o las personas de Recursos Humanos, con tanto trabajo, no tienen tiempo para explicarle a cada uno de sus postulantes por qué no los seleccionaron.

La segunda regla es tener nuestro portafolio y CV lo más pulcro posible. 

Después de todo, es nuestra carta de presentación. Si eso no llama la atención de los empleadores, no tendrán el menor interés en conocernos. ¿O acaso damos a la derecha cuando las fotos del ligue no jalan? Entonces es recomendable, antes de aplicar, ver qué le falta a nuestros datos y cómo mejorarlos para abrirnos puertas.
Otras condiciones jamás expresadas son los contactos.
Cuando no hay explícitamente una vacante, el tener alguna referencia clave puede echarnos la mano para entrar a donde queremos. Para bien o para mal, ser el “primo de un amigo” a veces es esencial para poder ser parte de un proyecto o negocio. El lío aquí puede ser en qué tan ocupada sea la persona que tenemos como palanca, para ver si podrá atender a nuestro llamado o no. Porque muchas veces se trata de ser persistente pero sin asfixiar.

En suma, tener colmillo para atrapar ciertas oportunidades, y paciencia para encontrar los intereses alineados, nos puede llevar eventualmente al éxito. 

Incluso ya teniendo la entrevista puede haber retrasos, como que se plantee una segunda entrevista o una fecha tentativa de contratación cierto día y por temas burocráticos no se cumpla.

Esto puede desanimarnos. Nos puede llevar a pensar horrores, como que la vacante ya se quemó o que nuestro perfil ya no encajó con sus objetivos. Aunque a veces ese puede ser el caso, debemos recordar nuestro talento, y que el que persevera alcanza.
Porque si sabemos bailar el tango de la oferta, tendremos mucha demanda en la pista tarde o temprano.

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