La semana pasada, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) captó los reflectores de la opinión pública en virtud de la difusión de su sexto reporte de trabajo, mediante el cual da a conocer el impacto y los riesgos que generará este fenómeno en las próximas décadas.

Este informe revela un dato inquietante: el cambio climático se ha intensificado en todas las regiones del mundo a un ritmo acelerado, de modo que el aumento drástico del nivel del mar y del calor de la Tierra, sumado a otros como la pérdida de zonas boscosas, podría volverse una tendencia irreversible. Mucho de lo que se observa actualmente en la materia no tiene precedentes en cientos y miles de años.

Al respecto, el IPCC ha confirmado que el factor humano constituye una pieza determinante en el sistema climático para la formación de eventos extremos, tales como: olas de calor, inundaciones, deshielo, precipitaciones intensas, sequías, etcétera. Asimismo, impide que el calentamiento global se mantenga en niveles cercanos a 1.5 ó 2° C.

No obstante, el estudio apunta que las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero podrían funcionar para estabilizar o, inclusive, contener las temperaturas de la superficie terrestre y de los océanos. Según el IPCC, la humanidad emite 40 mil millones de toneladas de CO2 al año. Entre los principales emisores se encuentran: la fabricación de cemento, acero y plástico (31%); la electricidad (27%); el cultivo y cría de animales (19%); el transporte (16%); y la climatización de entornos (7%).

Por el momento, hay pocos resultados satisfactorios en este rubro. Bajo el contexto de la pandemia se registró una mejora temporal, pero fue gracias al confinamiento.

A pesar de que se han implementado políticas públicas con un enfoque ambiental, y aunque se han ventilado diferentes aspectos vía tribunales, se ha puesto de manifiesto que vamos sumamente atrasados… Pareciera que estamos varados en un camino sin salida. Esta situación supone un “foco rojo” para la humanidad.

Como sociedad, hemos “pateado el bote” estableciendo metas progresivas que no cumplimos. Detrás del cambio climático se asoma un tema cultural y generacional apremiante que debe trasladarse a un esquema completo, con medidas de adaptación y mitigación bien definidas. 

El cambio climático es un hecho irrefutable, está presente en el aquí y en el ahora. Por ello, debemos dejar de considerarlo una cuestión de futuro.

No existe rincón alguno del orbe exento de sus efectos. En este sentido, el problema debe atajarse a partir de ciertos valores, cuyo eje sea el desarrollo sostenible, para incidir directamente en los patrones de comportamiento y consumo personales. Por ejemplo, los países megapoblados deben modificar sus hábitos a fin de controlar la generación de basura.

No todo está perdido… Posiblemente haya vuelta atrás si hacemos conciencia de la gravedad del asunto. De nosotros depende preservar el planeta y revertir la crisis climática actual.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina