El Gobierno de Estados Unidos le ha dejado en claro a la administración del presidente López Obrador que, cuando se trata de hacer cumplir las reglas del T-MEC, no está jugando.  Y es que, tal cual, le acaba de poner un freno a la cadena de favoritismo y beneficios con la que habían arropado a Napoleón Gómez Urrutia para ganar cualquier tipo de Contrato Colectivo de Trabajo. 

La molestia de los estadounidenses inició en abril pasado con la legitimación del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) en la planta de General Motors en Silao, Guanajuato, donde participaron más de seis mil trabajadores. Esta se realizó en medio de graves irregularidades, mismas que llevaron a una solicitud de revisión de la votación por parte del Gobierno de Joe Biden. Finalmente el proceso fue anulado y será repuesto.

  Esta fue la primera impugnación que recibió México frente a un proceso de esta naturaleza, tras la firma del T-MEC. Y nada es casualidad, la pugna por el CCT de la automotriz es entre dos sindicatos, uno de ellos ligado directamente a quién creen, a Napito, quien desde siempre se ha caracterizado por adueñarse mediante el robo y la intimidación de las secciones sindicales. Pero esta vez no le será tan fácil, ya que la próxima votación planeada para el 17 y 18 de agosto próximo no solo estará en manos del Gobierno mexicano.

  Las nuevas reglas del T-MEC entraron en vigor en julio de 2020, y ordenan que se debe garantizar el derecho de los trabajadores a participar en la negociación colectiva y a unirse al sindicato de su elección de manera libre, situación que no sucedió en la planta de Silao, así que ahora se impondrán nuevas medidas de vigilancia que sin duda marcarán una nueva época en el sindicalismo mexicano. 

La desconfianza de estos procesos en nuestro país es tal, que la próxima votación prácticamente deberá estar blindada ante cualquier intento de despojo, por lo que esta contará con la vigilancia del Instituto Nacional Electoral (INE), organismo autónomo encargado de organizar las votaciones en México y de observadores de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT. 

La incertidumbre en esta votación se acrecentó porque Napillo está ligado a uno de los sindicatos en disputa, fue entonces cuando se encendieron los focos rojos, ya que lleva décadas torciendo elecciones a golpes de violaciones y asaltos violentos. 

Si aún así, con los altos controles de vigilancia, las autoridades laborales de México dan preferencias o simplemente no logran controlar las artimañas de Napito para llevar a cabo elecciones limpias, entonces tendrán que asumir su responsabilidad y enfrentar sanciones comerciales por parte de Estados Unidos. 

Todos lo sabemos, los estadounidenses podrán pasar que el Gobierno de México, intentó engañar a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, al sentarla en su reciente visita con sindicalistas afines a la 4T, en lugar de haber promovido un encuentro democrático y plural; sin embargo, no solaparán el incumplimiento de lo firmado, ya que ellos no modifican los pactos por imposición o capricho de los mandatarios, los acuerdos se respetan sí o sí. 

Espero que no se viole la autonomía sindical, que se haga respetar el voto de los trabajadores, que gane quien tenga que ganar, y que se termine, por fin, con las imposiciones y omisiones de la 4T frente a los procesos turbios y amañados. 

Por cierto, que alguien le avise al presidente López Obrador que Napito continúa engañándolo al mantener el bloqueo en la mina de Cosalá, Sinaloa, a pesar de que la Secretaría del Trabajo ya dio el visto bueno para el reinicio de operaciones al no detectar ningún riesgo laboral.

 

@CarlosPavonC