Así o más claro. La ampliación que dio hace unos días el Poder Legislativo a las empresas para que puedan cumplir con la reforma que elimina la subcontratación, dejó ver una vez más que la cuarta transformación (4T) es tan improvisada y mal hecha que hasta en las reformas a la ley hay que rehacerles la plana y, lo más importante, que su prioridad es la recaudación de impuestos y no el bienestar de los trabajadores. 

Fue una reforma netamente recaudatoria y no laboral, que ingenuamente quieran convencernos de que fue pensada en los trabajadores, es otra cosa, es una mentira más de esta administración. 

En términos reales, la Secretaría de Hacienda calculó que al menos podría obtener 9 mil 500 millones de pesos de fondos por esta adecuación.

Se les advirtió que la eliminación de la subcontratación llevaría a la calle a cerca de 5 millones de trabajadores que laboran bajo este esquema, aun así decidieron sí o sí, seguir con la reforma, sin consultarlos, sin preguntar a los sindicatos, pasándose por el arco del triunfo la libertad sindical, fue un acto de imposición por parte de la Secretaría del Trabajo que, dicho sea de paso, se tomó atribuciones en las reformas a esta Ley que simplemente no le correspondían.  

Hoy vemos las consecuencias de hacer las cosas sin pensar, sin ver más allá que la jugosa recaudación de impuestos de la reforma. La urgencia de la 4T por obtener más dinero llevó a la Secretaría del Trabajo a decir que en 90 días, 100 % de las empresas, sin importar tamaño o solvencia económica, deberían migrar de la subcontratación a la contratación directa. Finalmente, este plazo venció el pasado 26 de julio y ante la falta de participación se amplió el periodo para cumplir con la ley.

Pero esta 4T es tan ciega, sorda y terca, que no se da cuenta que el cambio de un esquema a otro afecta directamente a los trabajadores, pues se quedarán sin empleo y serán las familias mexicanas las perdedoras de esta reforma. Las empresas bien o mal no se irán a pique, despedirán gente con tal de cuadrar las cifras y acatar la Ley, seguramente exigirán más tiempo y esfuerzo de los trabajadores que logren conservar el empleo. 

¿Y entonces dónde quedó la supuesta reforma pro trabajadores? ¿Qué plan han presentado para la recuperación de las plazas de trabajo? ¿Cómo apoyará el Gobierno a los que por culpa de esta reforma perderán su empleo? ¿Los sumarán a la burocracia? Evidentemente no, lo único que harán será beneficiarse de los impuestos que pagarán las empresas que logren sobrevivir a esta reforma.  

Esta administración ha refutado cualquier tipo de resultados con el clásico “yo tengo otros datos”, pero la estadística es precisa y, en este caso, se sabe que la reforma no está funcionando. Al momento, 70% de las empresas no ha cumplido con la disposición y sinceramente se ve complicado que lo hagan. Nuestro pueblo necesita de empleos, no de regulaciones que los inhiban tal como sucede con esta administración. 

Hoy, sin que a la cuarta transformación le importe, suman más de 1 millón los mexicanos que perdieron su trabajo y no han logrado encontrar un lugar en el sector productivo de nuestro país. Además, la 4T ha tratado de acabar con el sindicalismo combativo que no es afín a su política, y acabaron con gran parte de las plazas mediante despidos masivos en el sector gubernamental. Desde que llegaron se han dedicado, pues, a golpear a la clase obrera. 

Ahora debemos sumarle a estos ataques los millones de mexicanos que se quedarán sin empleo gracias a la  reforma creada e impulsada por los morenistas, la llamada Reforma para la eliminación del Outsourcing.

 


@CarlosPavonC