La consulta ciudadana de este domingo quedó atrapada entre los discursos lopezobradoristas y antilopezobradoristas que terminaron por asfixiar un ejercicio democrático y útil para dirimir controversias que impacten a toda una sociedad.

Algo sucedió: el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió, finalmente, no acudir a las urnas a ejercer su derecho en la consulta que él mismo impulsó y en la que dijo que, de participar, lo haría por el No. Priorizó su gira.

Y, por el contrario, en redes sociales se observaron las fotos de consejeros como Carla Humphrey, Lorenzo Córdova o Ciro Murayama, depositando su voto en la casilla correspondiente, y con frases que invitaban a participar.

Conforme pasaron las horas, las acusaciones sobre el sabotaje a la primera consulta ciudadana organizada por el árbitro electoral crecieron… ¿Pero quién la saboteó realmente? Habría que hacer un recorrido desde que se propuso la consulta y hasta que se ejecutó, ayer 1 de agosto.

Porque parecería que el sabotaje vino de ambas partes y al final todos hicieron como si de verdad les interesara.

Primero, no se otorgó el presupuesto suficiente para organizar y difundir una consulta de este tipo. Con el argumento de la austeridad, se obligó a reciclar y limitar el número de casillas. Desde el Poder Ejecutivo y el partido en el Gobierno se promovió una pregunta que no existía y que ya había sido modificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La promoción de la consulta corrió en dos sentidos, con dos preguntas diferentes que bien podrían haberse conciliado, pero que a ninguna de las partes involucradas le interesó hacerlo, ni a los seguidores del Presidente, ni a los opositores.

Las posturas radicales de ambos lados terminaron por inhibir la participación de quienes no quisieron verse utilizados, aunque creían legítimamente en el ejercicio, y quienes acudieron legítimamente a votar por el Sí o el No para respaldar la consulta, pero que pudieron ser muchos más.

La ausencia de ciudadanos en la mayoría de las casillas no fue por falta de difusión o la dificultad para encontrarlas; la tecnología permitía de manera sencilla hacerlo electrónicamente y la gente no tenía que transportarse a varias colonias para acudir a una urna. La baja votación también es un mensaje y eso lo deben entender los actores políticos.

Los ciudadanos ya no quieren estar atrapados en medio de la esgrima de discursos radicales y manipuladores.

Lo que observamos ayer fue el resultado de una consulta boicoteada desde las dos posturas más radicales y ruidosas del espectro político, que terminaron por contaminar y afectar una figura valiosa en la democracia participativa.

#LoboSapiens

La justicia va muy lenta en lo que respecta a la Línea 12. Tal vez porque están involucradas “dos corcholatas” del Presidente en su juego por la candidatura de Morena a ocupar su silla, junto con el empresario que lo apoyó en la jefatura de Gobierno de la CDMX en la remodelación y rescate del Centro Histórico.

 

@chimalhuacano