Una vieja fábrica de pólvora y explosivos, cuya construcción inició en 1779, es una de las atracciones en la IV Sección del Bosque de Chapultepec, la cual fue abierta al público a inicios de este mes.

Ahora en el histórico espacio -que ya ha dejado de producir los peligrosos materiales- se ofrecen actividades culturales para toda la familia.

Los visitantes, quienes no ocultan su emoción, llegan al lugar en automóvil, turibús o hasta caminando.

Para ingresar se debe hacer una fila; ahí, el personal informa que la fábrica fue reinaugurada por Porfirio Díaz, como parte del Centenario de la Independencia de México.

Las personas avanzan para sentarse en las áreas verdes sobre petates y escuchan atentas una historia dramatizada de la fábrica, donde incluso ya hubo una explosión. “¡Por eso no se debe ingresar con cerillos o encendedores!”, alertan los anfitriones en tono de broma.

Dentro de la antigua fábrica hay un taller para colorear, donde personas de todas las edades deslizan y mezclan colores sobre el papel.

También hay un taller de educación ambiental que muestra especies endémicas de México, como la lagartija de collar y el tlacuache, así como mariposas.

Al salir de la sala de talleres, se puede disfrutar de espectáculos de baile regional con música en vivo.

Para concluir el paseo, los visitantes se toman fotos teniendo como fondo las instalaciones donde ocurrió el estallido, a las cuales por ahora no se puede acceder.

LEG