La estrategia de construcción de la paz y la expansión de actividades del crimen organizado/desorganizado desarrollan una verdadera guerra de posiciones: el Estado debe de mantener el monopolio de la fuerza armada y la integridad territorial interna, y las bandas buscan controlar zonas físicas de la soberanía del Estado.

Las bandas criminales y los cacicazgos tradicionales han aumentado su presencia y control de zonas de seguridad estratégica de la República. La función de defensa de la seguridad interior corresponde al Estado y a sus fuerzas armadas, pero con el apoyo y auxilio de la propia sociedad y de los gobiernos estatales y municipales.

En este contexto, el avance territorial y social de las bandas criminales obliga a un reforzamiento de la estrategia de seguridad a nivel local, donde gobernadores y alcaldes se han desentendido de sus funciones legales de seguridad, y han dejado todo el peso a la Guardia Nacional y a las autoridades federales.

En el fondo, la disputa es por los beneficios económicos de control de zonas territoriales por parte de bandas criminales, pero se está afectando la noción misma del Estado –poder, fuerza y autoridad, en definiciones del teórico Alessandro Passerin d’Entrèves– y su obligación de garantizar la seguridad interior para promover la producción y el bienestar.

Las bandas criminales carecen de enfoques teóricos sobre conceptos de Estado, pues sólo persiguen controlar zonas para explotar delitos que produzcan utilidades monetarias. Es al Estado al que le corresponde enfocar la crisis de seguridad como una crisis de la noción del Estado y la integridad territorial.

Los últimos datos revelan que municipios y estados siguen cayendo bajo el control de bandas criminales.

 

Zona Zero

Sin ningún acuerdo adicional con México, ni con los países del triángulo del norte de Centroamérica –Guatemala, El Salvador y Honduras–, el corte de caja de la política migratoria de Estados Unidos sigue en el vacío de estrategias formales y resultados negativos. La vicepresidenta Kamala Harris, designada en enero como responsable de la agenda fronteriza, ya se ha desentendido del tema y la agenda regresó al Consejo de Seguridad Nacional. El plan que comentó la Casa Blanca el martes 27 es el mismo de enero que no ha avanzado en el Congreso estadounidense.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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