Este domingo, 1 de agosto, va a estar cargado de actividades. Actividades de las que no puedes posponer. Ineludibles.

Por ejemplo, los Olímpicos. ¿Cómo no echarse la justa de “halterofilia, mujeres, 76 kilos”? La cosa es que la competencia empieza a las 5:30 AM. Así que cuando termine, hay que irse a dormir para reponerse de la desmañanada, porque luego hay que enfrentar otro reto: desayunar con tu hijo.

No es asunto menor. Los adolescentes andan con heridas emocionales muy profundas por el confinamiento. Encima, por aquello de que es más barato dejarlos que se enfermen que comprar vacunas, vamos a tener que dejarlos encerrados hasta que el Doctor Muerte controle la pandemia, o sea, para siempre. Hay pues que estar con ellos, escucharlos. O tratar de escucharlos: arrancarles dos palabras mientras ven su teléfono compulsivamente.

Lo que implica un desgaste emocional muy fuerte para uno: ¿en qué momento dejé de ser el centro del universo para mi bebé? Así que, para mantener la entereza, sólo queda distraerse con Netflix. Cuando terminas con el cuarto capítulo de cualquier serie que tenga zombies, artes marciales o —idealmente— ambas cosas, ya es la una. Y los domingos a la una hay que servirse un tequila, para el desempance: estuvo pesado el desayuno con sopes, huevo a la mexicana y pan.

Claro que estamos en pandemia, que ya dije que deja cicatrices emocionales muy profundas, así que el tequila se convierte en tres. Y con el tercero, ya hacia las 2:30: unas papas con Valentina, o esto se me va a subir.

A las tres, LA DECISIÓN: ¿hago una pasta o pido carnitas en Rappi? A las 3:40, bajas a recibir las carnitas que pones a tono en el micro mientras confías en que las tortillas sigan calientes. Te pasas los tacos gracias a dos chelas, te lavas los dientes y ni modo: siesta. Hay que estar lúcido, porque a las 9:30 te espera el subidón de adrenalina, la experiencia ninja de la “carabina 50 metros tres posiciones masculino”. No te lo puedes perder: esto sólo se disfruta cada cuatro años. O cinco.

Cuando estás por salir, te das cuenta: tienes que estar un rato con los perros. Se han vuelto muy dependientes con el confinamiento. También hay que ver por su salud mental.

Chale: cerró la urna. Te perdiste el maravilloso ejercicio de democracia participativa que consiste en una consulta para responder a una pregunta de 40 renglones que no entiende nadie salvo el Presidente, que no la apoya pero la promueve.

¿Así mueren las democracias?

 

@maurijua