El sábado pasado, el presidente de México usó su discurso por el aniversario 238 del natalicio de Simón Bolívar, para defender, de nuevo, a la dictadura de Cuba: “Podemos estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento (a los Estados Unidos), es toda una hazaña. Por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla (…) debería ser declarada patrimonio de la humanidad”.

López Obrador decía estas palabras de aliento para el Partido Comunista de Cuba, solo unas horas después de que el Director de Human Rights Watch para América, José Miguel Vivanco, revelara que el Gobierno de Miguel Díaz- Canel, el dictador en turno, lleva días reprimiendo y deteniendo arbitrariamente a cientos de manifestantes prodemocracia.

La SRE, que encabeza Marcelo Ebrard, también mostró su apoyo a la dictadura con un tweet lamentable: “¡Nuestra solidaridad con Cuba en momentos difíciles está presente; el refuerzo de nuestra relación bilateral y cooperación, en marcha!”. Esa simpatía con la élite de la isla-prisión y no con el pueblo ansioso de libertad, fue celebrada por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en esa misma red social.

Es irónico que López Obrador haya elegido el natalicio de Simón Bolívar—libertador de naciones, abolicionista y discípulo del teórico de la separación de poderes y crítico del despotismo, Montesquieu—para defender a la dictadura cubana que hoy tiene a 11.3 millones de personas secuestradas.

¿Qué refleja esa decisión discursiva de López Obrador? ¿Su gran ignorancia con respecto a la vida de Bolívar? ¿Su desconocimiento de la tragedia que significa la dictadura cubana? ¿Implica que nuestro presidente—que también ha mostrado apoyo a Nicolás Maduro—en realidad es afín a gobiernos autoritarios? ¿O es, más bien, ese clásico comportamiento populista de torcer la historia para que se ajuste a ciertos fines narrativos? Tal vez es un poco de todo.

@AlonsoTamez