El pasado 11 de julio se celebró el Día Mundial de la Población. Bajo este contexto, es oportuno resaltar ciertas consideraciones relevantes así como desafíos pendientes en la materia.

De acuerdo con datos de la ONU, la población no había crecido tan rápido como ahora. A finales del siglo XX, se calculaba que la población mundial era de 6 mil millones de personas. Dos décadas más tarde, el Banco Mundial indica que la población mundial alcanzó los 7 mil 753 millones de personas en 2020.

De hecho, se prevé un incremento exponencial en los próximos años: 8 mil 500 millones en 2030, 9 mil 700 millones en 2050 y 10 mil 900 millones en 2100. Cabe señalar que China e India son los países con mayor número de habitantes.

Dentro de las principales variables que explican esta tendencia, destacan: i) el número elevado de personas en edad reproductiva, ii) los cambios en las tasas de fecundidad, iii) el aumento de la urbanización y iv) la aceleración de los procesos migratorios.

A comienzos de la década de los setenta, las mujeres tenían en promedio 4.5 hijos; en 2015, la fecundidad total mundial presentó un declive abrupto: 2.5 hijos por mujer. Este comportamiento traerá como consecuencia el envejecimiento de la población adulta. Por su parte, la vida media de una persona reflejó una lógica contraria: pasó de 64.6 años, a inicios de la década de 1990, a 72.6 años en 2019.

En lo que respecta a la urbanización, en 2007 hubo una mayor concentración de personas en el ámbito urbano que en zonas rurales. Derivado de ello, se estima que en 2050 alrededor del 66% de la población mundial vivirá en ciudades.

Indudablemente, estos fenómenos suponen un asunto intergeneracional dadas sus implicaciones en el plano económico, político y social.

Por ejemplo, el tema de la pobreza será uno de los focos de atención centrales. Según información del Coneval referente a la pobreza laboral, ésta incrementó 3.8 puntos porcentuales a nivel nacional, al pasar de 35.6% a 39.4% entre el primer trimestre de 2020 y de 2021.

Por otro lado, el cambio climático también será clave. A tenor del documento Global Annual to Decadal Climate Update, las estadísticas apuntan que en el período comprendido entre 2021 y 2025 la temperatura media anual del planeta registrará niveles muy altos. Esto se traducirá en sequías, precipitaciones, ciclones e inundaciones —como en Alemania y Europa central—.

Asimismo, otra de las cuestiones primordiales será garantizar el acceso irrestricto a determinados derechos y servicios básicos, tales como: educación, atención médica, saneamiento, agua, vivienda, alimentación, seguridad social, medio ambiente, etcétera.

Los tomadores de decisiones deberán enfocarse urgentemente en la formulación de políticas públicas que se encarguen del aspecto poblacional. Igualmente, será importante atender a las recomendaciones de las instituciones de Gobierno y los organismos internacionales a fin de adaptarnos a los nuevos cambios. ¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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