La falta de transparencia y la muy deficiente comunicación del Gobierno federal provoca escándalos como la supuesta “pérdida’’ de 19 millones de vacunas contra el Covid.

La cifra faltante se obtuvo de una simple operación: a los millones de vacunas recibidas se les restó el número de vacunas aplicadas y el resultado fue un faltante de poco más de 19 millones de vacunas.

El tema dominó las redes sociales todo el día.

Birmex, la empresa paraestatal creada para el reparto de las vacunas, emitió un breve comunicado en el que asegura que su papel es entregar las vacunas a los gobiernos estatales; si faltan o no, es responsabilidad de la Secretaría de Salud.

Puede ser que las vacunas se encuentren en bodegas, aunque para ello se necesitaba un equipo de una cadena de refrigeración que se supone el país no tenía -hasta menos de 70 grados centígrados-, o quizá que un parte se haya enviado a algún país con problemas -no piensen en Cuba ¿eh?- como se hizo con el envío de 800,000 dosis a Guatemala.

O puede ser que se hayan echado a perder por falta de refrigeración.

O todo junto.

La realidad es que no se puede conocer la verdad porque este Gobierno ha sido experto en ocultar información, ya sea por estrategia o pura negligencia o incapacidad.

El Gobierno de la 4T ha ocultado información sobre licitaciones que deberían ser públicas; ha clasificado como confidencial información sobre las tres principales obras de Gobierno “por razones de seguridad nacional’’, aunque ésta no se ponga en riesgo por difundir en cuánto están pagando el camión de arena, por ejemplo.

La falta de claridad, las verdades a medias, el ocultamiento de la información, son el germen que da paso a cuestionamientos como el de la ubicación de las vacunas.

Hoy quizá el Presidente diga que las vacunas están en bodegas pero será su palabra contra la sospecha generalizada de una población a la que los otros datos presidenciales no les sirven ni le creen.

No solo son las vacunas, es la estrategia fallida de comunicación, el desdén por informar.

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Pasan los días y no hay acuerdo entre las fracciones parlamentarias en la Comisión Permanente para convocar a un periodo extraordinario de sesiones en el que se votará si se quita el fuero a los diputados Mauricio Toledo y Benjamín Saúl Huerta.

Con todo y que el presidente de la mesa directiva de la Permanente, el senador morenista -antes Verde- Eduardo Ramírez, se comprometió a reagendar el debate sobre el tema, hasta ayer no había acuerdo para fijar una fecha del periodo extraordinario.

Así pueden pasar las semanas hasta llegar al primer día de septiembre, en que Toledo tendrá fuero porque fue reelecto y entonces se comenzará el proceso de nuevo.

De Huerta ni hablar; Morena lo ha dejado solo y no tendrá fuero a partir de septiembre, por lo que podrá ser juzgado como un ciudadano común.

A eso le está apostando el partido mayoritario y por eso se la pasa pateando el bote.

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Un grupo armado, presuntamente de un cártel, irrumpió en Champotón, Campeche, matando a un ciudadano.

Lamentablemente para el estado, considerado entre los más seguros del país junto con Yucatán, no podrá escapar a la ola de violencia que azota al sureste del país.

Se podrán decir muchas cosas en contra de Alejandro Moreno, pero en los cuatro años que gobernó al estado lo mantuvo con niveles de seguridad envidiables.

Ni siquiera ha tomado posesión el nuevo Gobierno y un grupo criminal ya pasó lista de presente.

LEG