Es el modus operandi de siempre: la gente se cansa de la pobreza y la falta de libertades en regímenes dictatoriales como el de Cuba y cuando salen a las calles a protestar por sus derechos son violentamente reprimidos por un Gobierno que carga a palos con una mano mientras que con la otra reclama por el intervencionismo extranjero. En América Latina lo hace Cuba, lo hace Venezuela, también Nicaragua.

Tampoco es nuevo que la reacción internacional de aquellos que se dicen en contra de esos regímenes totalitarios sea una tibia respuesta que deja solos a los que se enfrentan a la represión por exigir sus derechos.

Pero en la reacción de represión del régimen cubano en contra de su propia población hay un componente que resulta muy peligroso y desafortunadamente sintomático en la región.

Miguel Díaz-Canel, quien fue impuesto por Raúl Castro para mantener la dictadura en Cuba, tuvo una expresión que hay que saber leer en los países de la región donde el modus operandi de los Gobiernos es fomentar la polarización social.

Está claro que el régimen cubano ordenó reprimir con las fuerzas del estado a los manifestantes, fueron detenidos periodistas extranjeros que documentaban esa represión y se cortó el Internet para evitar la comunicación entre los opositores y hacia el exterior.

Al mismo tiempo, apuntaban al villano favorito: Estados Unidos, que con su política de bloqueo económico poco ha hecho por frenar la dictadura y mucho ha contribuido a la pobreza de los cubanos.

Pero lo que queda son esas palabras de Díaz-Canel convocando a los ciudadanos que respaldan a su régimen a que salgan a las calles a encontrarse con los opositores. Es llevar la polarización social del discurso al terreno de la confrontación corporal entre ciudadanos por causas políticas.

El llamado de la dictadura cubana a la gente afín a su régimen es salir a las calles y estar listos para el combate, porque a los ciudadanos inconformes Díaz-Canel los identifica con mercenarios pagados por Estados Unidos, como una forma de justificar cualquier reacción violenta de sus seguidores.

El discurso de polarización social es uno de los elementos básicos de estos Gobiernos que tienden hacia el totalitarismo. Convierten a sus seguidores en sus guardianes de sus intereses políticos personales.  

Usarán, claro, a las instituciones del Estado para reprimir a sus opositores, pero harán de los ciudadanos adoctrinados tropas obedientes que contendrán de cualquier forma a los que se opongan.

Este discurso de polarización es una de las primeras semillas que siembran los regímenes con aspiraciones totalitarias. Saben que cuando elevan una ideología política a niveles de mandato religioso y cuando hacen de algún personaje algo cercano a un Santo, como Fidel Castro en Cuba o Hugo Chávez en Venezuela, cuentan con tropas muy numerosas y leales para sus causas.

Lo que hace el régimen totalitario de Cuba azuzando a sus feligreses no es atender las justas demandas de los ciudadanos que quieren libertad, es acercar a su país a un escenario de guerra civil por ambiciones muy personales de poder.

 

  @campossuarez