Juan Manuel Torres Esquivel

Esta semana el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, le declaró la guerra a Twitter, Facebook y Google por lo que él considera un agravio a su libertad de expresión.

Junto con otros quejosos, no se sabe a cuántos asciende la cifra, Trump presentó una demanda colectiva para salvaguardar su derecho a la libertad de expresión.

Recordemos que Donald Trump fue suspendido de las plataformas digitales luego de que sus tuits provocaron un motín en el Capitolio de los Estados Unidos, tras su derrota electoral frente al Presidente Joe Biden. Ante estas circunstancias, las plataformas digitales, tomaron la decisión de vetar al mandatario.

El argumento de Donald Trump, es que las redes sociales necesitan un freno pues su poder es excesivo. En una parte de su discurso consideró que “No hay mejor prueba de que las ‘big tech’ están fuera de control que el hecho de que prohibieron al presidente de Estados Unidos en funciones”.

¿Realmente están fuera de control las big tech? ¿Fue un abuso poder frenar a un presidente en funciones que estaba incitando a la violencia desde sus plataformas digitales? ¿Hasta dónde llega la libertad de expresión de un presidente en funciones?

Sobre estos argumentos hay que centrar la discusión pues ambos tienen aristas que deben ser analizadas antes de emitir un juicio por las implicaciones de ambas.

Las plataformas digitales como Twitter, Facebook y Google están pasando por momentos complicados a nivel mundial, ello por el enorme poder que han adquirido desde su aparición. De acuerdo con datos de Statista la penetración de las redes sociales a nivel mundial ya era de 49%, siendo Asia y Norteamérica las que tienen la penetración más amplia con 71% y 69% respectivamente.

Asimismo, se espera que el mercado global de redes sociales crezca de $94.83 mil millones en 2020 a $102.62 mil millones en 2021. Es por ello que algunos países como los que conforman la Unión Europea, India, Estados Unidos así como algunos países africanos están buscando un mayor control a ellas, claramente las plataformas necesitan una regulación más importante sin embargo ¿cuál debe ser esta regulación?

Uno de los “agravios” que señala la defensa de Trump es que su libertad de expresión fue coartada. Se dice que al censurar su cuenta, le quitaron ese derecho. No obstante, las redes sociales habían anunciado desde días previos a la censura cambios en las políticas de uso de la plataforma.

Asimismo, días previos habían advertido al presidente en funciones sobre la posibilidad de sanciones por su comportamiento y sus dichos. ¿Hasta dónde queda la libertad de expresión de un político frente a la seguridad de cientos o quizá miles de ciudadanos?

No estábamos hablando de mensajes de un Jefe de Estado, los tuits del Presidente Trump parecían más los de un líder político. Llamar a la desobediencia civil y a la protesta violenta en ninguna parte del mundo está amparado por la libertad de expresión.

¿Fue excesiva la sanción hacia Donald Trump? Quizá. ¿Fue injusta la sanción hacia Donald Trump? No, tuvo varias advertencias. ¿Fueron irresponsables las redes sociales con Trump durante su mandato? Sí. ¿Deben tener mayores controles las big tech por parte de los Gobiernos?

Definitivo, sin embargo esta regulación es mucho más compleja de las que estamos viendo en diversas partes del mundo. Principalmente en Brasil, India, México y África la regulación que se está proponiendo parece ser para agradar al Gobierno en turno. Los gobiernos están más interesados en que se les permita seguir haciendo campaña por sus proyectos en lugar de crear espacios más seguros para todos los usuarios.

En algunos regímenes dictatoriales de África están buscando que las redes sociales permitan toda clase de abusos, de lo contrario el riesgo es el bloqueo de sus plataformas en el país. En Brasil e India, las oficinas de Twitter han sido violentadas por actuar en contra del Gobierno.

La regulación que debe existir sobre las redes sociales debe generar condiciones de seguridad para todos los usuarios. Deben combatirse males tan conocidos como la desinformación, las fake news y la polarización política. Esta regulación debe buscar la universalidad es decir que, que aplique en todos los rincones del planeta en donde las red social tenga presencia.

De igual forma debe trabajarse en colaboración de los gobiernos, la sociedad civil, el gremio periodístico y las big tech. Las redes sociales son espacios que nos han dado voz a los ciudadanos, nos han empoderado, por ello debemos ser una parte activa de su regulación.

Sin la sociedad civil, las empresas terminarán a merced del capricho político del Gobierno en turno.