Desde 2019, las protestas iniciaron en Haití por el descontento derivado de la permanencia de Jovenel Moïse en el poder, quien pasó a ser presidente en 2016 luego de que las elecciones en 2015 fueran canceladas. Su mandato debía terminar en febrero de 2021 según la oposición, pero él aseguró que el término correspondía al siguiente año, lo que generó pánico entre los habitantes, sospechando un nuevo intento de dictadura. Esto, aunado a la inseguridad y pobreza extrema sin resolver, atrajo enemigos hacia el político. 

“En junio de este año, mataron a 150 personas y 200 fueron secuestradas en Haití, y a pesar de que digan que todo está bajo control, que la policía y las fuerzas armadas velan por la seguridad del país, esto es difícil de creer después del asesinato del presidente”, resaltó la experta en geopolítica, migración y seguridad Stephanie Henaro en entrevista con 24 HORAS, pues Moïse falleció en la madrugada del 7 de julio a causa de los múltiples disparos que recibió mientras dormía junto a su esposa, quien resultó herida y ahora se encuentra recibiendo tratamiento en Miami. 

“Son muy pocas unidades para mantener la paz”, comentó la especialista, ya que el ejército haitiano fue desmantelado en 1994 para evitar intentos golpistas, reinstaurado en 2017 y actualmente sólo cuenta con 500 elementos, mientras que la policía está conformada únicamente por 15 mil.

“También tenemos la inestabilidad política que viene de mucho tiempo atrás, porque en los últimos 35 años el país ha tenido 20 gobiernos diferentes”, señaló Henaro, además de explicar que el malestar marcado por Moïse puede provenir a partir de cuando su presidencia tardó un año en ser reconocida, razón por la que él sostenía que su gobierno tenía que concluir hasta 2022.

Asimismo, la experta mencionó que a Moïse se le relacionó con lavado de dinero dos semanas antes de que asumiera el cargo, y que tanto él como el entonces ex presidente Michel Martelly, había malversado de Petrocaribe, alianza petrolera con Venezuela, un monto de 3 mil 800 millones de dólares para beneficiar sus firmas. 

“En enero de 2020, Moïse disolvió el Parlamento y a partir de ahí, gobernó por decreto”, dijo la especialista, explicando que la desaparición del órgano político le permitió ser la única autoridad en el país, tras haber aplazado las elecciones de 2019, impidiendo que la asamblea legislativa se renovará. 

Finalmente, Stephanie Henaro destacó en entrevista que el deseo de Moïse de quedarse en el mando era evidente, provocando todavía más enojo y pánico entre la población, porque justamente el 26 de septiembre, fecha de las elecciones previstas para este año, él quería llevar a cabo un referéndum para aprobar una nueva constitución.

 

PL