No cabe duda que el Gobierno del presidente López Obrador hace las cosas de manera diferente. Una de las pruebas más recientes es la apertura del debate sobre su propia sucesión, después de haber hecho públicos los nombres de quienes, desde su perspectiva, podrían obtener la candidatura de Morena a la Presidencia de la República.

Claudia Sheinbaum, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Marcelo Ebrard, Esteban Moctezuma y Juan Ramón de la Fuente han sido los elegidos para integrar la selecta lista de potenciales candidatos presidenciales.

El sistema político mexicano, en particular bajo los regímenes priistas, hizo del primer mandatario la figura central de la actividad pública, detentor de la facultad metaconstitucional de designar al abanderado de su partido y, de esta forma, mantener el control de este proceso.

No obstante, esta regla no escrita ha tenido al menos una característica en común, la de los tiempos. Los presidentes trataban de frenar la discusión sobre las posibles figuras para sucederlo y alargar lo más posible la decisión final. De esta forma, mantenían el control político unos meses más y retrasaban el inicio de su ocaso.

Sorprende, por ello, que el presidente López Obrador haya abierto él mismo la baraja en el tercer año de su Gobierno, algo nunca antes visto. Por más fortalecido que se encuentre, esta situación generará el surgimiento de grupos y pugnas dentro del gabinete. En torno a ellos se irán creando intereses políticos y económicos que intentarán incidir en el crecimiento de algunos o frenar las intenciones de otros. Esto último es inherente a la vida pública del país.

Llama la atención ciertas ausencias en la lista de aspirantes, destacadamente la del senador Ricardo Monreal, quien, pese a no formar parte del selecto sexteto, ha dejado ver su intención de participar. No obstante, se trata de la segunda ocasión en la que el presidente López Obrador lo excluye de este grupo, situación que confirma los rumores que lo señalan como el responsable de la derrota de Dolores Padierna en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México.

Otro dato interesante es que el Canciller Ebrard tendrá a dos competidores dentro de su propio equipo, el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, y el representante permanente ante Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente. Los tres son políticos experimentados y con la suficiente madurez para evitar un innecesario choque de trenes.

Esta inédita situación pondrá a prueba la fortaleza del Presidente y su capacidad para conducir cada uno de los procesos electorales de su partido. Ocupado estará en analizar el desempeño de los precandidatos, evaluar sus resultados y calificar su comportamiento en los próximos dos años.

 

Segundo tercio. En las casas de enfrente, las cosas también se mueven. Campaigns & Elections advierte en una encuesta que, en el PAN, Ricardo Anaya encabeza las preferencias para obtener la candidatura presidencial con  39.50%. En el PRI destaca el senador Miguel Ángel Osorio Chong, con 34%, y Enrique Alfaro en Movimiento Ciudadano, con 52.30%.

Tercer tercio. La coalición Va por México impugnará las elecciones en Campeche, Guerrero y Michoacán. Pedirá reponer los procesos por distintas irregularidades en las campañas, entre ellas, la probable injerencia del crimen organizado. De lado dejaron a Sinaloa, en donde no hay consenso y su candidato, Mario Zamora, impugnó a título personal.

 

@EdelRio70