Se acordarán de la primera regla del “Fight Club” (1999), o “Club de la Pelea”, genial película de David Fincher en la que Edward Norton y su alter ego Brad Pitt crean un club clandestino pro-anarquía de lucha callejera, donde la primera regla es “No hablar sobre el Club de la Pelea”, regla que obviamente todos rompen, y por eso el club se vuelve tan popular.

Existe una regla tácita en el cine, que es más o menos así, nadie habla de ella, pero todos la conocemos: el inglés es el idioma del cine. Hollywood ha logrado que las películas en inglés sean consideradas en todo el mundo como locales. Ya sea porque se doblan en automático o subtitulan, pero es un hecho que vemos las películas en inglés de manera más “natural” muchas veces que las que son en nuestro propio idioma. Incluso he llegado a escuchar gente que dice: “es que en inglés suena más natural el cine, en español me suena falso”. Eso sólo habla de nuestro fracaso para lograr comunicar nuestras historias. Fallar al involucrar a nuestras audiencias naturales y, sobretodo, dejar escapar nuestro espacio natural para contar nuestras propias ideas. De alguna forma la categoría de “películas extranjeras”, a las que se refieren en los premios Oscar a todas aquellas no producidas en Estados Unidos, se ha extendido más o menos por todo el mundo.

Las cosas son tan extremas que las películas mexicanas muchas veces se subtitulan en España u otros países latinoamericanos, y viceversa. Nuestra lengua parece haberse fragmentado a tal grado, que ya como audiencia, no somos capaces de entender los mínimos coloquialismos de otro país. Lejos quedaron aquellos tiempos, cuando el cine de la Época de Oro era referente internacional de habla hispana, y más allá, capaz de conquistar mercados por su universalidad y relevancia. Y no lo digo porque creo que nuestras producciones actuales sean malas, al contrario, creo que nos encontramos entre los países con más talento y posición dentro del mundo del cine, ni hablar del cine hispano. Lo que es un hecho es que hemos perdido la pelea contra Hollywood.

Como industria tenemos que hacer un esfuerzo por recuperar nuestro mercado natural que abarca cientos de millones de personas desde los mismos Estados Unidos, México, el resto de Latinoamérica y España. Tenemos que llegar a sus mentes y corazones con historias que sean relevantes, entretenidas e interesantes. Creo que uno de nuestros principales errores ha sido pensar que en México “sólo se pueden hacer comedias románticas”, OK estoy de acuerdo que son una fórmula con la que se puede conseguir éxito comercial y ojalá se sigan haciendo más y mejores. Pero mi pregunta es: ¿por qué las películas en inglés pueden ser exitosas incluso cuando sean de otros géneros? Y mi respuesta es que eso solamente puede ser porque a la gente le interesan. Debemos aprovechar el éxito de las comedias románticas mexicanas y que en ese espacio se han logrado desarrollar audiencias y traer otras propuestas a nuestros públicos. Géneros como: terror, acción, drama, animación, históricas, etc. deben encontrar su lugar en las carteleras, ya que nuestro mercado potencial es enorme, y debería dar suficiente dinero para que se generara una industria sana. Tan es así que las plataformas invierten millones en producciones locales.

Tenemos, como industria, que plantearnos otros modelos en los que los distribuidores y exhibidores no canibalicen hasta el 75% del retorno de una película. Y digo canibalicen, porque es la fórmula perfecta para matar a la gallina de los huevos de oro y desechar cualquier esfuerzo de hacer cine fuera de los apoyos estatales con inversión privada.

Y para ti que amas el cine, te pido que abras tu mente y le des una oportunidad al cine mexicano y en general al cine de habla hispana. Lleva a tu familia a ver otras películas que no sean sólo las películas de los grandes estudios, en la medida en la que el gran público se interese, será más fácil que nuestro cine vuelva a conquistar espacios y seamos otra vez referente del cine mundial.

 

   @pabloaura