Francisco Diez Marina Palacios

El sábado pasado se conmemoró el 66° aniversario del sufragio femenino en México. En los comicios del 3 de julio de 1955, las mexicanas votaron por primera vez en una elección federal.

Este triunfo decisivo en favor de la mujer implicó un largo camino recorrido, en el cual se defendió el reconocimiento de una agenda de derechos, concretamente el voto femenino. El primer país en actuar al respecto fue Nueva Zelanda en 1893. Poco más de dos décadas después, lo aprobaron Reino Unido y Estados Unidos. En América Latina, Uruguay fue uno de los pioneros en impulsar el tema y, por el contrario, México fue de los últimos.

Una extensa lista de mujeres emblemáticas participaron en estos movimientos legítimos. Al tiempo que lucharon por la reivindicación de cuestiones sensibles que cambiaron y redefinieron el papel de la mujer en los roles sociales. Asimismo, transformaron el orden jurídico en beneficio de la mujer.

El 17 de octubre de 1953, en el sexenio de Ruiz Cortines, se publicó en el DOF un decreto que otorgaba constitucionalmente a las mujeres el derecho a votar y ser votadas. Después de varios años, el sufragio femenino se vio realmente materializado en la elección de candidatas para cargos federales. Según datos del INE, en las elecciones federales de 2018, las mujeres votaron más que los hombres: 66.2% contra 58.1%.

La participación femenina en los asuntos públicos fue consolidándose de manera progresiva. El 31 de enero de 2014, derivado de la reforma político-electoral, se elevó a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a la Cámara de Diputados, al Senado de la República y a los congresos locales.

Tras las elecciones del pasado 6 de junio resultaron electas para el cargo de gobernador seis mujeres. A ellas se suma la actual jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum.

En la esfera privada, también ha habido un mayor involucramiento de la mujer en los órganos directivos de los bancos y las grandes empresas. No obstante, también existen brechas en este ámbito. A tenor de un informe de la OIT, donde se encuestaron 13 mil empresas de 70 países, alrededor de una empresa de cada ocho señaló que su consejo de administración estaba integrado por hombres.

Cabe señalar que los espacios de toma de decisiones obtenidos, no se debieron a un tema de inclusión social sino de entrega, inteligencia, capacidad y profesionalismo.

Ha sido tal el avance que, hoy, buena parte del mundo está liderado por mujeres. Destacan figuras recientes, como: Angela Merkel, Jacinda Ardern, Kamala Harris y Ngozi Okonjo-Iweala.

Desde los derechos políticos hasta el acceso a puestos claves, la igualdad sustantiva no será otorgada por decreto, sino a través de una lucha cultural. De cara al porvenir, como sociedad, deberemos trabajar en la reivindicación de los derechos de la mujer. Empatizar con las causas femeninas siempre traerá buenos resultados… En la política ya son un hecho palpable. ¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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