Ni una maldita aspirina, de ese tamaño es el desabasto de medicamentos que persiste mes con mes en algunas unidades médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social a lo largo de la República mexicana. 

¿Qué país es este al que le prometieron que para diciembre de 2020 tendría un sistema de salud como el de Dinamarca, pero no hay ni sombra de ello? Hoy la 4T no logra abastecer de lo mínimo los anaqueles de las clínicas del IMSS. 

A lo largo del primer semestre del año se reportó falta de metformina, medicamento esencial para tratar diabetes tipo 2, por cierto, principal causa de muerte en México, tampoco surtieron Azulfidine para la artritis reumatoide; y no nos vayamos más lejos, escaseó el ácido acetilsalicílico, conocido como Aspirina. Miles de claves médicas son reportadas en desabasto. 

No hay medicamentos en el Instituto encabezado, o más bien descabezado, por Zoé Robledo, lo que sí hay, son enfermos que siguen esperando hasta seis meses para acceder a una consulta de especialidad. 

Estas últimas semanas, hemos visto una supuesta estrategia para recuperar los servicios médicos que dejaron de atender por el Covid-19. Quieren hacernos creer que están trabajando a marchas forzadas, nos venden espejitos diciendo que en tres días realizarán tres mil cirugías en todo el país, lo que nos lleva a un promedio de 28 operaciones diarias por cada representación estatal del IMSS. La abultada cifra se reduce a nada cuando se sabe que el Instituto atiende a más de 50 millones de mexicanos. 

No me queda duda, los trabajadores dan su máximo esfuerzo, arriesgan la vida y por si fuera poco se convierten en los rehenes de los anuncios que dan los directivos que obligan a hacer mucho invirtiendo poco.

Al inicio de la pandemia el presidente López Obrador aseguró que el Covid-19 le cayó a México “como anillo al dedo”, y viéndolo desde su perspectiva quizá no se equivocaba. 

A pesar de que el virus trajo la pérdida de 12 millones de empleos y que se registró el cierre de más de 1 millón de empresas, el IMSS no solo no dejó de cobrar las cuotas obrero-patronales, sino que no presentó ningún plan de apoyo para patrones, ningún plan de reestructura, nada, se limitaron a lanzar notificaciones de pago. 

El flujo de dinero hacia del IMSS nunca se detuvo, de eso da cuenta el Informe sobre Situación Financiera 2020-2021 dado a conocer hace dos días, en el cual aseguran que tienen recursos para los próximos 12 años. Además reporta un remanente de 3 mil 742 millones de pesos al cierre del 2020. 

Si las finanzas del IMSS son tan sólidas, entonces, ¿por qué no hay medicamentos? ¿Por qué no hay materiales de curación? ¿Por qué no sirven mastógrafos y tomógrafos? ¿Por qué no hay oncológicos? Zoé Robledo y sus delegados no deben olvidar que el Instituto sobrevive de las cuotas de los mexicanos que pagamos un servicio de salud y que ellos son solo los administradores de nuestro dinero, que de ninguna manera se trata de una prestación que nos da el Estado, que no nos hacen un favor, por el contrario están en deuda con la clase trabajadora. 

¿Para qué tiene tanto dinero el IMSS si no lo aplica en beneficio de sus derechohabientes? ¿Acaso será la caja chica de las próximas elecciones en la cual Zoé Robledo se perfila como candidato a la gubernatura de Chiapas? 

Definitivamente el IMSS tiene mucho que responder y los trabajadores tendremos mucho que vigilar.

@CarlosPavonC