En los hechos concretos, el Gobierno de EU todavía no se pone de acuerdo respecto a la estrategia mexicana de seguridad: mientras la DEA y las secretarías de Seguridad y Protección Ciudadana y de Relaciones Exteriores acordaron intercambio de información y de labores de inteligencia, el grupo de los duros en el Congreso estadounidense quiere condicionar fondos de apoyo a México a cambio de imponer los criterios de seguridad.

La DEA tardó poco tiempo en ajustarse a la realidad, a partir de la decisión mexicana de no modificar las condiciones de registro de agentes y operaciones extranjeras de seguridad de México, y finalmente llegó a acuerdos sin condicionar el diseño y operación de la estrategia mexicana de seguridad basada en la Guardia Nacional y el apoyo de las fuerzas armadas por crisis de la seguridad pública en modo de seguridad interior.

El debate se da en torno de regresar a la estadounidense Iniciativa Mérida hoy 2.0 o respetar la autonomía mexicana de seguridad.

De todos modos, la presión en el Congreso para acondicionar un fondo de 159 millones de dólares sigue latente por candados relativos a derechos humanos en seguridad pública, a mayor cooperación mexicana a la política migratoria estadounidense, y a la reanudación inmediata de reuniones bilaterales de alto nivel.

En el fondo, la agenda estadounidense de seguridad hacia México se reduce a dos temas: retirar a las fuerzas armadas de labores de seguridad interior, a fin de abrir mayor intervención a cuerpos estadounidenses civiles y militares de seguridad; y a que México abandone su estrategia de construcción de la paz y regresé a combatir, liquidar, perseguir, capturar y deportar a los principales dirigentes de las bandas criminales que operan de manera simultánea en México y EU.

A pesar de los acuerdos, el grupo de los duros en EU seguirá empujando por el control de la estrategia mexicana.

 

Zona Zero

Por decisión propia, la estrategia mexicana de seguridad está siendo orillada a un replanteamiento operativo, porque las bandas criminales no han entendido la oportunidad de alejarse de la violencia para evitar la persecución policíaca. El modelo de construcción de la paz parece requerir una revisión en aquellas zonas conflictivas donde el crimen organizado prefiere la violencia a la estabilidad social.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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