A Mónica y Margarita las une una coincidencia fatal: sus hijas fueron asesinadas, con dos años de diferencia, presuntamente por el mismo hombre que ya enfrentaba denuncias de intento de feminicidio.

Mónica Borrego perdió a Yang Kyung Jun el 21 de septiembre de 2014; Margarita Alanís llora a Campira Camorlinga, hallada muerta el 31 de diciembre de 2016.

El supuesto asesino es Jorge Humberto Martínez, El Matanovias, de 43 años, quien está preso en la CDMX desde octubre de 2017 tras ser extraditado desde Guatemala.

“¡Yo sabía que volvería a matar! El dolor se me duplicó cuando me enteré de que había matado a otra mujer”, dice Mónica, de 52 años.

“¡No hubiera sido asesinada si lo hubieran detenido después de lo que hizo con Yang!”, señala por su parte Margarita, de 63.

Según los expedientes, Yang, de 21, y Campira, de 31, murieron por asfixia. Martínez habría intentado simular suicidios.

Mónica contactó a Margarita tras publicar en redes una foto de Martínez, quien conoció a las jóvenes cuando trabajaba en bares capitalinos.

Tras emprender sus propias investigaciones, las madres descubrieron que actuó de forma idéntica en ambos casos: las enamoró, alejó de sus amigos y familia, y las ahorcó.

El caso de Yang fue archivado como suicidio, pero la familia logró reabrirlo y ahora es investigado como feminicidio.

Según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, que asesora a las madres, sobre Martínez pesaban denuncias de intento de asesinato antes de las muertes de Yang y Campira.

El 22 de septiembre de 2014, Mónica tuvo que reconocer el cuerpo de Yang. Antes había recibido una llamada de Martínez que le dijo que su hija había sufrido “un accidente”.

El cadáver tenía golpes y huellas de forcejeo. “Me dijeron que era un suicidio, como había dicho ese tipo, y eso dijeron durante años”, denuncia.

Hubo “negligencia, tanto, que la reconstrucción de los hechos se hizo cuatro años después”, expone.

En tanto, Campira, madre de dos niños, apareció muerta en la cama del apartamento donde vivía con Martínez, con las venas cortadas y la llave del gas abierta.

Al igual que a Yang, le faltaban mechones y su cuerpo tenía huellas de violencia.

México registró 423 feminicidios entre enero y mayo pasado, un aumento de 7.1% frente a igual período de 2020, que cerró con 967 casos, según datos oficiales.

LEG