Está claro que para el presidente López Obrador no hubo anomalías en la elección del pasado 6 de junio.

Ayer durante su informe autocelebratorio por su llegada a la Presidencia, el mandatario aseguró, refiriéndose a la oposición, que “se le ganó en buena lid, no podrán frenar ayudas a los pobres’’.

Buena lid implica una disputa pareja y en varios estados del país eso estuvo muy lejos de lograrse.

No sólo hubo condicionamiento con el padrón de beneficiarios de los programas sociales; hubo compra de votos, intimidaciones y la participación nada discreta de grupos de delincuencia organizada.

Testimonios hay muchos, sobre todo en los estados de Sinaloa, de Guerrero, de Tamaulipas, entre otros, que no han sido ni serán denunciados formalmente porque quienes lo hagan exponen sus vidas.

El Presidente no quiso recibir los testimonios que le llevó el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, y quizá se perdió ahí la oportunidad de poder acercarse a la otra realidad, no la que le venden Mario Delgado y compañía.

¿Qué pasará si el INE, en los próximos días, reconoce que efectivamente hubo coacción en varias regiones del país a favor de Morena?

Evidentemente, el jefe del Ejecutivo descalificará cualquier información que no concuerde de su visión de la “buena lid’’.

En resumen, si había alguna esperanza de que desde el Ejecutivo se atendieran las denuncias sobre la intervención de la delincuencia organizada en las elecciones, se murieron ayer.

En paz descanse.

****

Lo que pasa en el PRI está muy lejos de ser solo un enfrentamiento entre Ulises Ruiz y Alejandro Moreno, “Alito’’.

A Moreno lo respalda José Murat Casab, exgobernador de Oaxaca y quien trae un pleito personal con Ruiz, que también gobernó la entidad.

En el juego también participa, sin tantos reflectores, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, que heredó el pleito que su papá trae con Ruiz por causas que solo ellos conocen.

“Alito’’ se reunió ayer con los diputados electos del PRI para establecer agenda, oficialmente, aunque el evento sirvió para que los legisladores y los presidentes de los comités estatales voluntariamente respaldaran las gestiones del actual comité nacional.

Estaría bien conocer la opinión de los expresidentes del PRI, Beltrones, César Camacho, Beatriz Paredes, hasta el propio Roberto Madrazo sobre lo que ocurre en esta disputa en la que se juega lo poco que queda del otrora partidazo.

O para saber a qué grupo apoyan.

Algo debe quedar para obligar a que la lucha interna sea a pedradas, palazos y balazos.

Casi como en los tiempos que dieron origen al partido.

****
El primer balance que los medios de comunicación y las redes sociales -principalmente estas-, sobre el “ejercicio’’ presidencial de evidenciar las fake news que se publican en contra del Gobierno, demuestran que fue un desatino completo.

Incluso respetados comunicadores que simpatizan con la 4T, dejaron ver su desencanto por el nulo rigor periodístico mostrado por López Obrador y la encargada de “desenmascarar’’ a los conspiradores.

Forbes refutó ayer las acusaciones en su contra argumentando que la publicación que exhibió la presidencia correspondió a una nota de 2017.

En esencia, la crítica tiene que ver con la nula presentación de pruebas para demostrar, por ejemplo, que el Gobierno espía a periodistas o que se han asignado contratos a empresas fantasma o factureras.

Ninguna prueba en contra, solo los dichos del Presidente de que se trata de una falsedad.

Solo porque él lo dice.

Como si fuera un acto de fe, pues.

LEG