México vive un 2021 con una recuperación económica apoyada por la fuerte actividad productiva generada en los Estados Unidos. Sin embargo, seguimos sin ver nuevas inversiones que nos ayuden a detonar una recuperación sostenida en el empleo y el crecimiento económico en el tiempo.

Por otro lado, la estructura económica de nuestro país, el 90 y 95% de las empresas que operan son MiPymes, lo que dificulta por un lado, que las empresas se manejen bajo un Gobierno corporativo y que también tengan el tamaño para una operación dentro del mercado accionario mexicano.

Estamos preocupados de que el mercado accionario mexicano sea pequeño. Operan entre 180 y 190 empresas mexicanas. Pero de este total, 47 empresas se catalogan de bursatilidad alta, 35 de las cuales se incluyen dentro del Índice del Mercado Accionario, otras 46 empresas se ubican como de bursatilidad media y las últimas 46 en bursatilidad mínima.

Por lo general, los grandes fondos nacionales y extranjeros que operan en nuestro mercado, tienen la condición de invertir por políticas de inversión en empresas de alta bursatilidad, por lo que solamente se puede aprovechar el 25% de ellas y el resto se ve afectada, por lo que en muchos casos, los precios y valuaciones que tienen en el mercado no corresponden al valor real de las empresas y por lo mismo, prefieren buscar su desliste del mercado accionario.

Es el caso de Pochteca, General de Seguros, Bio Pappel, Farmacias Benavides y Grupo Lala. Pero aún quedan 134 empresas que pudieran tener ese tipo de decisiones y en vez de que el mercado tienda a crecer, entre este círculo vicioso, la falta de certeza jurídica y la estructura económica del país orientada a MiPymes, dificultan tanto a la BMV como a BIVA a traer nuevas empresas a nuestro mercado y por lo mismo, el que crece es el mercado del SIC (Sistema Internacional de Cotización).

Honor a quien honor merece

Son muchas las actividades que se rifaron en la pandemia, aún sin el reconocimiento. Además de los médicos, enfermeras y maestros, hay diversos gremios que hicieron posible que muchos pudiéramos trabajar desde casa. Tal es caso de los trabajadores del estado como los de PEMEX, CFE y CONAGUA; los transportistas que llevaron comida, gasolina y paquetería; o las personas del aseo en hospitales y centros de trabajo de primera necesidad.

Estos últimos, no solo trabajaron sin descanso, sino que se expusieron hombro con hombro al lado de los expertos en la salud, quienes en equipo, lucharon por aminorar los efectos del Coronavirus entre la población al ajustarse a las nuevas medidas, mucho más rigurosas, de sanitización.

Ante dicha situación, la Unión Nacional Independiente de Trabajadores y Empleados de Limpieza (UNITYEL), liderada por Marco Antonio Reyes Saldívar, buscó y logró la manera de proteger al gremio a través de constantes capacitaciones que se llevaron a cabo desde los primeros indicios de la emergencia sanitaria.

En conjunto con la Secretaría de Salud, de Jorge Alcocer, y Bioservicios y Gestión Ambiental (Biogea), se llevaron a cabo talleres en “Técnicas básicas de limpieza y manejo de residuos hospitalarios” para sumarse a las acciones en instituciones tanto públicas, como privadas, que permitieron garantizar el acceso a los afanadores a cubrebocas N95 y guantes.

Sin duda, la UNITYEL logró salir airosa gracias a su reacción temprana y cuyas consecuencias llegaron para quedarse, puesto que continúan con propuestas para salvaguardar la salud de sus agremiados y de los usuarios. Ahora su objetivo será la capacitación de 600 mil colaboradores a nivel nacional para dotarlos de las mejores herramientas para el uso de aditamentos y productos que aseguren los mejores resultados y evitar la propagación del virus.

@1ahuerta