La capital del país se ha convertido en un epicentro de efervescencia, donde convergen una serie de temas controvertidos. Los cambios que ha sufrido la Ciudad de México en lo normativo, las visiones de los funcionarios públicos y la batalla de competencias entre las alcaldías y las secretarías han puesto de manifiesto distintos sectores comprometidos, como el de la publicidad exterior.

A lo largo de cuatro décadas, éste ha sido objeto de duras críticas por sus antecedentes regulatorios, así como por el otorgamiento de permisos y concesiones.

Para ponerlo en perspectiva: la industria de la publicidad exterior representa para la ciudad alrededor de cuatro mil millones de pesos al año. De ahí su relevancia, máxime en un plano de reactivación económica.

Carlos Ulloa, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, apuntó que en los próximos días se presentará una iniciativa ante el Congreso de la Ciudad de México con el propósito de dar vida a una nueva ley para el ordenamiento de la publicidad exterior, tal y como se había declarado desde inicios de esta administración.

Se pretenderá sacar del mercado a 100 empresas aproximadamente, prohibiendo formatos que están permitidos desde hace años. Cabe señalar que se trata de una industria que ha sufrido un impacto severo a causa de la pandemia. Por ello, bajo un enfoque de reactivación, amenazar con su desaparición o reconformación afectaría sustancialmente a los sectores primarios y derivados.

Entre los principales elementos que la industria ha planteado, se encuentra la extinción del Consejo de Publicidad Exterior y, en su lugar, la creación de un órgano regulador que cuente con un titular imparcial y objetivo.

Es un hecho que las irregularidades en las leyes generan una diversidad de problemáticas. Por ejemplo: las barreras de entrada a nuevas empresas y la salvaguarda de derechos adquiridos. Por lo cual, habrá que observar cómo se abordarán estos rubros en el proyecto de ley.

Ahora bien, el Gobierno capitalino ha privilegiado el establecimiento de mesas consultivas, con la participación activa de las empresas legales del sector y las autoridades correspondientes, en materia de ordenamiento de la publicidad exterior e imagen urbana. Sin embargo, han terminado protegiéndose entre las partes en un espacio de poco diálogo, caracterizado por discusiones cerradas y sin propuesta.

Por otro lado, existe una tensión permanente en varios aspectos, como: protección civil, contaminación visual, aprovechamiento de la ciudad y libertad de comercio y expresión. De manera recurrente se amenaza con eliminar la regulación, mas no se hace nada al respecto. Asimismo, no hay apertura con los actores involucrados y tampoco se ofrecen alternativas convincentes.

Es posible regular favorablemente bajo un esquema ganar-ganar, donde se transforme el entorno de la Ciudad de forma progresiva y ordenada, con beneficios y derrama para todos. Pero anteponiendo la certeza jurídica y el reimpulso económico para efectos recaudatorios. ¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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