Los países deben adoptar una estrategia “transformadora” para erradicar el racismo sistémico que asola al mundo, diagnosticó la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pues gran parte de las muertes generadas por esta práctica se presentan de forma innecesaria, por abuso de fuerza que muchas veces no se castiga.

La expresidenta chilena presentó la víspera un informe que lista una serie de violaciones de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y derechos políticos que sufren a diario, y en especial, las personas afrodescendientes en distintos países y jurisdicciones.

La información a la que tuvieron acceso los autores del informe sugiere que en numerosos de los casos que examinaron las víctimas no representaban una amenaza inminente de muerte o lesiones graves ni para los agentes del orden ni para el público, por lo que no se justifica el grado de fuerza utilizado.

El examen de los 190 casos de muertes contenido en el informe demostró que los agentes de policía rara vez tuvieron que rendir cuentas por los crímenes y las violaciones de derechos humanos perpetradas contra las personas afrodescendientes.

El estudio respondió a una disposición del Consejo de Derechos Humanos que, tras el asesinato de George Floyd en Minneapolis, Estados Unidos, ordenó en junio del año pasado un análisis exhaustivo del racismo sistémico, las violaciones del derecho internacional de los derechos humanos de los africanos y los afrodescendientes por los agentes del orden, las respuestas gubernamentales a las protestas pacíficas contra el racismo y la rendición de cuentas y las reparaciones a las víctimas.

Si bien hay un reconocimiento “largamente postergado” del racismo forzado por la movilización mundial a favor de la justicia racial, hace falta una respuesta sistémica… por tratarse de un problema sistémico.

Los escenarios en que se presenta la muerte, estudio

El diagnóstico de la ONU plantea tres escenarios en los que suelen producirse las muertes relacionadas con la acción policial: el primero es la actuación de las fuerzas del orden ante delitos leves, en controles de tráfico y en otros controles policiales; el segundo es la intervención de agentes en la respuesta inicial ante una crisis de salud mental, y el tercero es la realización de operaciones policiales especiales, en operaciones de la “guerra contra las drogas” o relacionadas con pandillas.
LEG