Baja California es uno de los laboratorios favoritos del presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo tiene todo, relevancia económica, frontera con Estados Unidos, solía ser un bastión de su oposición y, sobre todo, un gobernador que le ayuda en lo que el líder de la 4T le pida.

Esa entidad ha tenido episodios muy oscuros para la vida institucional del país. Dos de los más notables son esa intentona, con todo el aval de López Obrador, para que el gobernador Jaime Bonilla violara la Constitución y a través de una ley local se pudiera quedar no dos, sino cinco años en la gubernatura.

Afortunadamente para la vida legal del país, los once ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo pararon en seco. Ahora solo falta que refrenden ese comportamiento ejemplar rechazando con esa misma unanimidad el regalazo que le hizo López Obrador al ministro presidente, Arturo Zaldívar.

Otro capítulo oscuro que se gestó en Baja California fue ese rechazo ilegal, con una de esas consultas patito o gansito, a la apertura de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali que estaba prácticamente lista para operar y que tenía todos los permisos en regla. Un golpe muy duro a la confianza de los inversionistas.

Se parecía mucho al capricho presidencial de tirar a la basura la construcción del Aeropuerto de Texcoco, con todo y su avance del 40%, con la salvedad de que la obra aeroportuaria era una inversión pública y la planta cervecera era de capital cien por ciento privado.

Hay muchos más capítulos de la cuestionada legalidad en ese estado, como la toma de casetas de peaje de autopistas concesionadas por parte del propio gobernador, la expropiación del Club Campestre o el reparto de despensas de mano propia de Jaime Bonilla en tiempos electorales.

Tantas cosas han pasado en Baja California que se ha convertido en uno de los laboratorios favoritos del presidente López Obrador.

Y ahora, viene un experimento más. El saliente mandatario morenista prometió que en esa entidad se iban a regularizar los autos importados de forma ilegal a México y el propio gobernador adelantó que sería a través de un decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este pasado fin de semana López Obrador confirmó que va a cumplir con ese ofrecimiento de Bonilla. Porque para el Presidente es más importante que ya hayan pasado las elecciones que las implicaciones legales que pudiera tener esta determinación.

El máximo líder de la 4T está feliz, feliz, feliz con todo lo que pasa en Baja California. Ese agradecimiento se nota también en que esa entidad es la única en todo el país que tiene vacunas contra la Covid-19 para toda su población adulta.

Algunos de los aprietos legales más importantes que ha tenido esta administración se han gestado en Baja California, por la actuación del Gobierno estatal, pero está muy lejos de disgustar a un Gobierno que mide sus éxitos en términos electorales.

No hay que perder de vista a este futuro exgobernador, porque no hay duda de que López Obrador lo querrá tener cerca para seguir con esos experimentos políticos.

@campossuarez