Los atletas de alto rendimiento suelen ser una imagen imbatible ante los ojos del mundo, sin embargo, como cualquier persona, cuentan con problemas que los llevan a sufrir problemas psicológicos severos. Para saber la magnitud de esto, 24 HORAS platicó con Margarita Cerviño, psicóloga deportiva del Comité Olímpico Mexicano, quien con una basta experiencia, aclaró varios puntos de la situación actual de por medio que ha pegado más a los deportistas.

¿Cómo ve el panorama para los atletas que se desató con la pandemia y llevar a cabo los Juegos Olímpicos en medio de estas circunstancias?

-Es un asunto complejo porque ha habido muchos cambios. En un inicio de la pandemia, la cuestión fue que los atletas estaban dispersos en distintos lugares, y cuando a principio de año se abrió la burbuja en el CNAR, a la vez que estar en un lugar donde no puedes salir ni a la tienda, mentalmente no es lo más saludable, pero era la única opción para tener algo de tranquilidad para los entrenamientos. Muchos perdieron la oportunidad de ganar un boleto, las autoridades internacionales decidieron con base en los rankings y desempeño de 2019, los mejores iban a Tokio. No es justo, porque los atletas siguen entrenando y buscan con todo su esfuerzo ese boleto, para muchos es su última oportunidad de vivir una experiencia olímpica.

¿Es un acierto realizar los Juegos un año después de lo programado o habría sido mejor suspender la competencia?

-Desde el punto de vista de la salud, habría sido lo más prudente (suspenderla), pero desde el olimpismo, es muy complejo. Influyen las cuestiones económicas y las pérdidas son brutales. Se me hace muy arriesgado, aunque a nivel deportivo, el dolor de un atleta de no competir quizá en su última justa o su primera es muy difícil. Están buscando con toda la honorabilidad participar en la competencia más importante del planeta por la que han trabajado, no cuatro años, sino en general para aspirar a un buen resultado, el promedio está entre 12 y 15 años.

¿Los atletas que acudirán a Tokio tendrán que ir preparados de otra manera en lo mental?

-No creo que les afecte tanto, con la experiencia que ya han tenido en una burbuja, no les será ajena. Será extraño por estar en otro país, pero no lo resentirán. Están conscientes del costo por participar en los Juegos. Ahí, no se puede pensar en el confinamiento, sino estar concentrado. Parte de lo que hacemos es que centren su atención en la competencia y no en las condiciones en las que están. El trabajo de la psicología es muy importante para mantener sanos a los atletas y que sigan entrenando en un cuarto muy pequeño. Ahora tienen una capacidad de recuperación enorme y de adaptación a las circunstancias más complejas.

¿Qué tan común es ver a atletas con problemas psicológicos?

-Es un número llamativo. No me atrevo a decir cuánto, porque no tenemos las estadísticas. La presión es brutal, y a nivel olímpico, el deporte a esos niveles, las cantidades que mueve de dinero son industriales, y los atletas tienen cierta obligatoriedad para cumplir con los compromisos. Ana Guevara corrió con el tendón de Aquiles casi en la mano y eso no lo vemos, solo decimos ‘se le fue la medalla de oro’, y no se le fue, hizo milagros para ganar la medalla de plata. ¿Por qué? Tenía a los patrocinadores encima de ella que no la dejaban en paz, y también a la Federación atrás presionando para que le cumpliera a los patrocinadores.

¿El entorno afecta al atleta como en el caso de Naomi Osaka?

-En el caso de Naomi (Osaka) sufre de ansiedad social, o esto es lo que reportan. Eso se deriva de una presión que no deberían tener atletas tan jóvenes, porque no tienen aún las herramientas para lidiar con los medios. Además, es el trabajo de los medios, no están pensando si se la está pasando bonito o no, ellos tienen qué preguntar.

Eventualmente, los atletas no se sienten con el ánimo o la energía para contestar lo que les preguntan, quieren irse a su casa y no tener contacto con nada de eso.

¿Qué otros factores detonan esto?

-La decisión de Naomi (Osaka) fue seguramente por una cuestión de salud real que sus médicos o psicólogos determinaron. Una multa es lo de menos. Además, esto es un parteaguas para que en los contratos existan cláusulas muy claras donde si emocionalmente el atleta no está en condiciones, pueda detenerse. En el mundo, la ansiedad y la depresión son enfermedades de salud pública. Ya no es lo que conocíamos como el capricho o el ‘no pudo y es débil’, es una enfermedad mental que tenemos la mayor parte de la población en mayor o menor grado.

¿Cómo se lleva un seguimiento de un atleta con problemas de depresión?

-Hay muchos casos en cada competencia que se realiza, lo que pasa es que no nos enteramos. En la actualidad, todos los atletas cuentan con un psicólogo en su equipo de trabajo. No se trata de tener un psicólogo para resolver sus problemas, sino que va a ser alguien que entiende al atleta y le va a dar herramientas para soportar esto que es el deporte. Tenemos a varios atletas que adicional al trabajo psicológico, tienen tratamiento psiquiátricos para la depresión y la ansiedad. He llevado a atletas al Instituto Nacional de Psiquiatría. Llevan su tratamiento integral muy bien. Intervienen factores genéticos, posiblemente el ambiente ya era más tóxico de lo que cualquiera pudiera resistir, e incluso los logros deportivos no son lo suficientemente satisfactorios.

¿Hay casos de deportistas que cuenten con mayor fortaleza mental para soportar esas condiciones?

-La fortaleza mental se entrena. Aunque seas más o menos fuerte, siempre hay circunstancias que se van sumando y pueden resultar altamente volátiles. Por otro lado, nadie tiene porque estar aguantando tanto, cuando tiene la posibilidad de contar con herramientas que le ayuden a sufragar esas dificultades con mayor entereza. Los psicólogos que vamos a Tokio, no ha habido día en el que no estemos en una actividad muy fuerte a nivel emocional. Hemos tenido que trabajar con la muerte de muchas personas. Atletas que tenían oportunidad y ahora ya no. Todo se ha venido trabajando bastante, y los que van a ir a Tokio, van a poder resistirlo.

LEG