Entre ráfagas de metralletas niños, mujeres y adultos mayores huyen y se esconden en las frías montañas de las comunidades tzoztiles de Aldama, en donde también efectivos de las Guardia Nacional, Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana (SSyPC) y policía municipal son objeto de agresiones, sin que el Gobierno de Chiapas y el federal busquen mecanismos reales para frenar este problema.
En las últimas dos administraciones estatales, no han logrado una tregua que permita sentar las bases para el restablecimiento del estado de Derecho, paz y respeto a la integridad física de los tzotziles de esta región. Decenas de hombres disparan sobre 12 comunidades de Aldama, pero sobre todo, a San Pedro Cotzilnam, Cocó, Tabak y Xuxchen, lo que ha provocado un permanente estado de sitio.
Un presunto problema agrario, que data de hace más de 40 años, dividió a los tzotziles de Aldama y Chenalhó, que pasó del reclamo, a los asesinatos, secuestros, desapariciones, robos y quemas de casas.
En el rostro de los niños se refleja el temor a salir a jugar sobre las polvorientas calles de sus comunidades, ya no hay maíz, café y los pocos frutos que recogen sirven para su raquítica alimentación. Desde hace más de un año, el gobernador Rutilio Escandón ordenó suspender la ayuda de alimentos.
En estas comunidades no hay clínicas de salud, medicinas ni doctores. Todos huyeron por temor a perder la vida, incluso los maestros. Algunas de las mujeres cargan a sus hijos, hermanos o sobrinos entre sus brazos o en la espalda, para burlar los cercos en donde acechan los grupos armados.
El presidente municipal de Aldama, Adolfo López Gómez quien sustituyó a Ignacio Pérez Girón, luego de que lo secuestraron, torturaron y asesinaron, advierte que la gente ya está cansada y que el conflicto podría recrudecer si el gobierno de Chiapas y federal no pone mayor atención.
En esta región, el silencio es profundo. No se escucha el canto de los pájaros, sólo las ráfagas de las armas de alto poder que retumban en la montaña del armadillo. En una pequeña cañada que comunica a San Pedro Cotzilnam con Xuxchen.
El ataque que se registró el sábado pasado, provocó el desplazamiento forzado de niños y mujeres que huyeron a las montañas. El miedo supera el intenso frío que cala sus frágiles cuerpos, quienes sobreviven consumiendo hierbas.
LEG