Porque así lo estipula la ley, este año el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Coneval, presentará la nueva medición de los índices de pobreza en México relativos al periodo 2018-2020, es decir, lo que corresponde a la primera parte de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los resultados que se avizoran son muy poco alentadores.

El impacto que la crisis sanitaria ha traído en el sector social, este último íntimamente ligado al desempeño económico del país, ha arrojado previsiones que apuntan a un importante aumento de la pobreza en México en los últimos dos años.

De acuerdo con el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE), dependiente de la Universidad Iberoamericana, la cifra actual de mexicanos en situación de pobreza alcanzaría a 67 millones de personas, lo que representaría un aumento de 14.6 millones de ciudadanos, si se compara con el corte de 2018 elaborado por el propio Coneval.

De las mediciones del Coneval, un órgano autónomo del Estado y de probado rigor, se desprende un interesante comportamiento de este fenómeno en los últimos años. 

En 2012, para el último corte del Gobierno de Felipe Calderón, el número de pobres ascendía a 53.3 millones de personas. Dos años después, para la primera medición de la administración Peña Nieto, la cifra aumentó a 55.3 millones. Para el siguiente periodo, en 2016, la pobreza se redujo a 53.4 millones, tendencia que se corroboró en 2018 con una disminución a 52.4 millones de mexicanos.

De acuerdo con las estimaciones de EQUIDE, el número de personas en situación de pobreza pasó de 52.4 millones en 2018 a 62.3 millones en 2020 y, como se señala anteriormente, en 2021 serían 67 millones de mexicanos en esta condición.

Las estimaciones de este centro de investigación que basó sus proyecciones en una encuesta auspiciada por la UNICEF deberían prender las alarmas dentro y fuera de las esferas gubernamentales. Llegan en medio de la polémica desatada por el presidente López Obrador en torno a las clases medias y, entre otros aspectos, a sus aspiraciones a una vida mejor. 

Esta comunicación gubernamental ha alimentado una serie de argumentos de la oposición, que difícilmente serían creíbles, sobre el vínculo que el primer mandatario sostendría con los pobres y la pobreza en México, la cual necesitaría para mantener vigente su proyecto transformador. 

Difícil creer que esto pudiera ser cierto. El golpe que significa para un país el incremento de la pobreza es tremendamente difícil de superar. Como ejemplo podría citarse la crisis financiera de 2008, cuyas consecuencias en México, al menos a lo que en materia social compete, no pudieron ser superadas sino hasta 2016, ocho años después. 

Segundo tercio. De manera responsable, oposición, Gobierno y academia tendrán que analizar el impacto de la crisis sanitaria en el aumento de la pobreza. Sin filias ni fobias, con el único ánimo de superar esta lamentable situación. 


Tercer tercio. Este año, también se dará a conocer la evolución de la pobreza a nivel municipal 2010-2015-2020, una información que, de ser bien utilizada, servirá para guiar las políticas públicas y de comunicación para combatir adecuadamente este fenómeno.

 

@EdelRio70