Será interesante analizar el impacto que, en las próximas semanas, pudiera tener en su imagen el diferendo que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sostenido con un sector de la clase media, al que acusa de no compartir sus ideales y ser responsable del bajo rendimiento electoral de Morena en la Ciudad de México.

La disputa que en su discurso sostiene el Presidente con este nutrido grupo social no es menor. Ha asociado a este estrato con las derrotas que su partido registró en la Ciudad de México, en el Estado de México y en otras zonas urbanas del país, señalándolo como susceptible de ser manipulado, cercano a la tranza, individualista, sin escrúpulos, egoísta y aspiracional. Una serie de calificativos nunca antes vistos en un Jefe de Estado en contra de sus propios gobernados. 

Resulta sorprendente observar al presidente López Obrador tomar distancia de una parte importante de su base electoral. Fue el apoyo de la clase media la que le dio los 15 millones de votos adicionales para que, en 2018, se alzara con uno de los triunfos más contundentes e inobjetables de la historia reciente de nuestro país.

Recordemos que el tabasqueño obtuvo 14.7 millones de votos en las elecciones presidenciales de 2006, mientras que en 2012 el número de sufragios a su favor fue de 15.5 millones. En 2018, López Obrador duplicó esta base al obtener la aprobación de 30 millones de electores. Esa diferencia de 15 millones de boletas se explica, en gran medida, por el entusiasmo que su figura despertó precisamente en las clases medias de las zonas urbanas. 

Sin ese apoyo, es altamente probable que López Obrador hubiera penado para ganar las elecciones de 2018, con un marcador mucho menos holgado que el de ese año. 

Difícil definir o etiquetar a uno de los sectores poblacionales más amplios de México. Si se toman en cuenta las mediciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en México, al corte de 2018, existían 52.4 millones de pobres. Es decir, nuestro país contaría con una clase media y alta nutrida por 73 millones de personas, una cifra superior al total de habitantes que tienen Francia o Reino Unido.

Es por ello que llama la atención la decisión, sin duda estratégica, del presidente López Obrador de confrontar a este grupo social, que es tan diverso como lo es el país. 

No cabe duda que Andrés Manuel López Obrador es uno de los políticos más sofisticados de las últimas décadas. Un personaje que ha mostrado consistencia en su discurso y su camino hacia la Presidencia de la República. Sólo él sabrá los réditos que esta confrontación podrá generarle.

Mientras tanto, las clases media y alta proseguirán su camino, con la irrenunciable aspiración de una vida mejor y en la constante búsqueda de conservar los logros alcanzados. 

Segundo tercio. Además de la Ciudad de México en donde Morena perdió un importante terreno, otras urbes como Guadalajara, Monterrey, Toluca, San Luis Potosí, Mérida, Querétaro y Morelia serán gobernadas por la oposición. 

Tercer tercio. Por el contrario, según datos publicados por el periódico El Financiero, Morena gobernará a 58.4 millones de mexicanos en 17 estados. 

     @EdelRio70