Adrian Trejo

Los cambios en el gabinete presidencial dependerán de los resultados de las elecciones del próximo domingo.

Mucho se juegan el 6 de junio funcionarios considerados como operadores políticos del Gobierno y que aparentemente no habrían satisfecho las expectativas del presidente López Obrador.

En el paquete -de los operadores- van incluidos la Secretaría de Gobernación, desde luego, la Secretaría de Bienestar, cuyo titular, Javier May Rodríguez, lleva meses desaparecido.

La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, aparentemente castigada por tratar de imponer a su hermano Pablo Amílcar Sandoval como candidato a la gubernatura de Guerrero y hasta el secretario de Agricultura Víctor Villalobos Arámbula, que se ha quedado a años luz de cumplir con la promesa presidencial de lograr la autosuficiencia alimentaria.

También puede incluirse a la secretaria del Medio Ambiente, María Luisa Albores González, una funcionaria casi fantasma.

Mucho se podrá decir que los secretarios de gabinete no pudieron cumplir con las metas lopezobradoristas por falta de recursos materiales y financieros y quizá tengan razón.

El austericidio decretado por el presidente López Obrador fue también verdugo de sus promesas: en casi todos los rubros, excepto para las Fuerzas Armadas y los programas sociales, los presupuestos se redujeron drásticamente.

No hay funcionario público de nivel que no se queje de ello.

Si Morena no obtiene los resultados electorales que esperaba el próximo domingo, se debe en buena medida al recorte presupuestal decretado desde el primer día de este Gobierno y a la falta de preparación de los funcionarios para trabajar en este escenario.

¿Barrerá el gabinete López Obrador después del próximo lunes, de arriba para abajo o solo se deshará de quienes no tan veladamente ya comienzan a cuestionar el rumbo de su Gobierno?

Eso dependerá de cuántas gubernaturas perderá y si logra o no la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, que es realmente lo que le interesa.

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Ayer la secretaria Olga Sánchez Cordero lanzó una afirmación que la hizo tendencia en las redes sociales.

Según la funcionaria, “la gran mayoría’’ de atentados mortales en contra de candidatos a puestos de elección popular registrados hasta ayer “no tienen motivación electoral”.

Órale.

Sánchez Cordero se ha quejado de una campaña en su contra y antier corrigió a dos compañeros columnistas que ya la daban por renunciada.

Pero la verdad es que muchas de sus declaraciones son las que la mantienen en la conversación pública aunque no de buena manera.

Como sea, Sánchez Cordero no explicó los móviles de esos atentados que han costado vidas.

Seguro tiene otros datos.

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El presidente López Obrador se quejó el martes pasado que el Gobierno de Estados Unidos había ignorado la carta-reclamo que le hizo por financiar, según él, organizaciones civiles opositoras a su Gobierno.

El silencio había sido una respuesta, desde luego, pero para que quedara bien claro, el presidente estadounidense Joseph Biden firmó un documento con el que garantiza que su Gobierno seguirá financiando a organizaciones que evidencian y combatan la corrupción.

El mandatario estableció que el combate a la corrupción interna y externa “es un asunto de seguridad nacional’’ para su país y por ello seguirá el financiamiento a dichas organizaciones, entre ellas a la odiada por López Obrador, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

Hoy seguramente habrá mañanera dedicada a la organización porque a Biden, a días de la visita de la vicepresidenta Kamala Harris, no lo tocará.

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El domingo salga a votar; si no le gusta lo que ve, vote; si le gusta, también vote.

Pero ejerza ese derecho.

Después no se queje.

LEG