El enfrentamiento se da a un día de la fuga de 27 reos del Cereso No. 3 de Ciudad Juárez
Foto: Cuartoscuro / archivo En la CDMX, una menor de cinco años y su padre murieron por arma de fuego el pasado fin de semana en la colonia Morelos, alcaldía Cuauhtémoc  

Sin ser culpables de nada, menores de edad sufren las consecuencias de que en su entorno haya miembros del crimen organizado.

En la CDMX, una menor de cinco años y su padre murieron por arma de fuego el pasado fin de semana en la colonia Morelos, alcaldía Cuauhtémoc, debido a un tema de narcomenudeo en el que estaría involucrado el cártel de la Unión Tepito, según fuentes consultadas.

Y no sólo eso: las víctimas serían familiares de Ingrid, una menor de 14 años asesinada y cuyos restos fueron hallados en una maleta en Tlatelolco en 2018. La adolescente habría sido ejecutada por su novia, una mujer de 22 años relacionada con la delincuencia organizada.

La presunta asesina sólo vivió unos meses más, pues fue ejecutada antes de ser alcanzada por la justicia.

Sin ser todos delitos relacionados con el crimen organizado, a nivel nacional, de enero a octubre de 2020, 10 mil 198 personas de cero a 17 años fueron víctimas de lesiones y mil 971 de homicidio, según el Balance Anual de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

Además, otros mil 426 fueron víctimas de corrupción de menores, 221 de trata de personas, 163 de extorsión, 93 de feminicidio, 92 de rapto y 68 de secuestro.

“Crimen se está ensañando”

Tania Ramírez, directora de Redim, alertó que la violencia estructural está cobrando la vida de los niños y no se trata de daños colaterales.

“El problema mayor es que el crimen organizado se está ensañando con los menores, y en buena parte porque la cultura que tenemos en el país no ha terminado de ser lo suficientemente robusta ni las condenas han terminado de ser enérgicas para dejar claro que con los infantes no hay que meterse”.

Apuntó que, durante la pandemia por Covid-19, los menores son víctimas de la violencia del crimen organizado, sufren reclutamiento forzado para actividades de narcomenudeo, trabajo de sicarios, huachicoleo, trata de personas con fines de explotación sexual, y están expuestos a un miedo constante.

También dijo que se debe superar la idea de que en determinadas zonas se corre más riesgo: “Es deber del Estado garantizar la seguridad y los derechos, incluido el derecho a la vida de niños, niñas y adolescentes”.

FRASE:
“Debemos comprender que la violencia estructural del país se está cobrando la vida de los niños y no son daños colaterales”
Tania Ramírez
Directora de Redim

LEG