Un viaje que se transformó en algo imprevisto. No había plan alguno de viajar a la India. ¡Sorpresa! Llegó la invitación y fue necesario tomar la decisión lo más pronto posible para emprender el vuelo hacia el segundo país más poblado del mundo, considerado como una región histórica por sus rutas comerciales y grandes imperios. Es la nación donde se concentran cuatro (¿o cinco?) de las religiones más importantes del mundo: el hinduismo, budismo, jainismo, el cristianismo y el islam. 

Sin embargo, la aventura de este viaje inició casi por casualidad o en algo poco usual porque fue a través de las aguas de color turquesa del lago Pichola —horas después de mi arribo a Nueva Delhi (vía Lufthansa)–, donde la primera impresión fue el encuentro con el Taj Lake Palace Resort con 66 habitaciones y 17 suites. Tal vez no había visto algo similar desde hace muchos años.

Fue algo magnifico estar frente a una arquitectura que representa más de dos siglos de la opulencia histórica, de la belleza natural; de coincidir con el arte original que se conserva en el interior del palacio. Aquí deja uno de ser visitante para convertirse en un invitado de la familia real, para ser merecedores de una recepción de acuerdo con la tradición hindú. 

Es un sitio de leyendas, una de ellas, cuando el príncipe Maharana Jagat Singh II se entregó —en un punto de rebeldía— con una de las damas de la Zenana, bajo la luz de la luna y construyó su propio palacio, iniciando su construcción en 1743 y después de inaugurarlo, en 1746, las cosas se fueron desarrollando con la dinastía real de Mewar. Lo que pudo haber iniciado como una rebeldía, años después fue el palacio residencial oficial y, posteriormente, en uno de los hoteles más románticos del mundo por Maharana Bhagwat Singh Ji en 1963. 

Octopussy and The Living Daylights  

   En 1971, se fue dando un cambio casi perfecto para ser ahora el lujoso Lake Palace. Aquí fue uno de los escenarios de la película Octopussy, de James Bond, protagonizada por Roger Moore, y basada en uno de los cuentos cortos de Ian Fleming, Octopussy and The Living Daylights. Cuando se inauguró el hotel, una de las primeras celebridades que se alojaron en este sitio fueron Jacqueline Kennedy, la reina Isabel II y el rey de Nepal. Por este lugar han desfilado gran cantidad de personajes de la vida política internacional. Ha sido el escenario de diversas producciones de televisión y cinematográficas. Por ende, se han dejado ver Jennifer Aniston (¿de romance?), Brad Pit y Angelina Jolie, en ocasiones de forma incógnita, entre otras figuras artísticas del espectáculo.   

Desde la Ciudad de los Lagos 

Udaipur es llamada la Ciudad de los Lagos y es aquí donde se localiza el Taj Lake Palace. Este palacio está construido en mármol y situado en medio del lago Pichola. La majestuosidad de su arquitectura cautiva las miradas de los invitados, las sensaciones son infinitas y para algunos es difícil encontrarle una explicación exacta a lo que percibe el cerebro a través de los ojos. Los sentidos se dividen y cada quien se queda con el efecto sorpresa. Las virtudes del palacio son provocativas para aprovechar cada rincón de sus instalaciones.

Las predilecciones son variables y hay quienes buscan el relajamiento en el spa que cuenta con el servicio completo así como programas personalizados que incluyen sesiones específicas de yoga, la disciplina físico–mental destinada a conseguir la perfección espiritual. Si hay una modernidad, ésta se manifiesta con la disponibilidad del servicio de mayordomo en cada una de las habitaciones, quien se encarga de que toda la atención se cumpla de acuerdo con lo establecido dentro del palacio.  

Para quienes desean conocer más acerca del patrimonio histórico, hay una serie de excursiones o bien, tomar una sesión de astrología para conocer un poco más acerca de la posición y movimiento de los astros. Siempre, como visitante, se busca saber acerca de los espectáculos culturales porque permiten descubrir las tradiciones locales. Así que hay suficiente tiempo para vivir diversos aspectos durante la estancia en el Taj Lake Palace. El resort tiene un gimnasio disponible las 24 horas y una piscina de hidromasaje con agua caliente y fría. Tienen una galería comercial, sala de juegos y un centro de negocios. 

   El beneplácito de estar en el interior de las habitaciones, se engrandece, están decoradas con hermosos muebles de madera tallada y lujosos tejidos de seda. Ofrecen vistas al jardín o al lago Picholo. El momento de la gastronomía hindú se disfruta con los platillos preparados en el restaurante Pontoon. Por cierto, organizan comidas privadas en una plataforma flotante; mientras que en el Gangaur podrá comer en pequeñas embarcaciones, además los platillos se elaboran en una cocina flotante de planta abierta.  

    Después de un viaje de aproximadamente 20 horas a Nueva Delhi, por Lufthansa, fue necesario descansar en el Leela Palace New Delhi que tiene excelentes vistas y de experiencia memorable. Al día siguiente, emprendí el vuelo de 45 minutos hacia Udaipur —al pie de los montes Aravalli— al sur del estado federal de Rajastán, que hace frontera con los estados de Guyarat y Madhya Pradesh. Udaipur, se rodea de los lagos del Pichola, El Fateh Sagar, el Udai Sagar y el Swaroop Sagar. El Pichola es que el mayor de todos y aquí hay un clima tropical que oscila entre 28.8 y 42.3 grados centígrados. Por lo que el romanticismo si se vuelve totalmente caluroso. Y hasta la próxima, ¡abur!

@castillopesadoe