Cada país vive su propia pandemia, y algunos casos son más exitosos que otros. Un ejemplo que ha sido reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el de Bután, pequeño país enclavado en medio de la zona más roja de la crisis mundial, con frontera con China, donde nació el SARS-CoV-2; e India, donde más casos y muertes se reportan.

Con solo mil 200 casos desde que comenzó la pandemia, el país asiático ha derrotado en toda la regla al virus con el distanciamiento social, las cuarentenas y ahora la vacunación, hecha en apenas dos semanas.

La pandemia del nuevo coronavirus ha provocado al menos 3.37 millones de muertos en el mundo, y más de 162.4 millones de personas se contagiaron.

Bután es un país asiático de poco más de 800 mil habitantes y conocido habitualmente porque mide su riqueza en términos de felicidad y no de Producto Interior Bruto. Por ingresos, es uno de los más países más pobres.

Hasta ahora, Bután solo ha contado una muerte, y no hubo ninguna infección entre los trabajadores de la salud, quizás gracias al cierre de fronteras.

En el aspecto económico, el impacto fue muy duro. Ha aumentado el desempleo y una disminuido las exportaciones.

El déficit fiscal se elevó poco más de 7% del PIB y la tasa de desempleo alcanzó 14 por ciento, un desafío porque Bután, depende significativamente del turismo.

El representante de las Naciones Unidas en Bután, Gerald Daly, detalló que ya realizaron la vacunación de toda la población elegible (530 mil personas). La primera dosis fue un regalo de la India, de la vacuna AstraZeneca.

“Esta es la tierra de la Felicidad Nacional Bruta, una brújula moral y práctica”, dice Daly al detallar que la colaboración ciudadana es muy elevada.

La participación de voluntarios ha sido clave. Ellos reciben capacitación, y trabajan en apoyo al Gobierno. También reciben un pequeño pago, por lo que algunos desempleados se han unido al programa de voluntariado. Como resultado, ahora son factor determinante.

Fallece alcalde que luchó contra cáncer y Covid

El alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, falleció este domingo, a los 41 años, de un cáncer en el aparato digestivo que lo aquejaba desde 2019, informó en un comunicado el hospital Sirio-Libanés de la ciudad brasileña, donde fue atendido.

La noticia causó conmoción en las redes sociales donde inmediatamente miles de personas expresaron condolencias y solidaridad con su familia, especialmente con su hijo Tomás, de 15 años.

“Gracias a Bruno Covas, por haber compartido con todos nosotros tanto cariño y dedicación”, escribió el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria.

El viernes, el equipo médico que lo trataba anunció que su cuadro era irreversible y que estaba recibiendo medicamentos analgésicos y sedativos.

Pese a su enfermedad, continuó a cargo de la ciudad más poblada de Brasil (12.3 millones de habitantes) e hizo frente a la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, que ya ha dejado casi 29 mil muertos en la capital económica de América Latina.

Covas, quien se contagió y se recuperó de Covid en 2020, permanecía internado desde el 2 de mayo, luego de que le hallaran un sangrado en el estómago durante los exámenes para continuar con el tratamiento de quimioterapia e inmunoterapia.
LEG