El presidente López Obrador causó un verdadero colapso en la estrategia de apoyo político a grupos mexicanos por parte del Gobierno de EU con la denuncia de financiamiento a grupos opositores mexicanos en ONG’s, algo, por cierto, que viene desde los años cincuenta por la guerra fría.

Los nombres que salieron a relucir en una Mañanera en Palacio Nacional no sorprendieron a nadie: son grupos opositores que combaten posiciones electorales con Morena, aunque desde la periferia de la autodenominada “sociedad civil” que en realidad es parte de la sociedad opositora con disfraz de oveja.

Si se quiere indagar la dimensión del apoyo económico de EU a opositores mexicanos, sería interesante preguntarle a Roberta Jacobson, embajadora de Estados Unidos en México de mayo de 2016 a mayo de 2018, nueve últimos meses del Gobierno de Obama y 13 primeros meses de la administración  de Trump, un dato que habla de la continuidad en el enfoque estratégico de la Casa Blanca sobre México.

El financiamiento estadounidense a grupos mexicanos determinados siempre ha existido, aunque el alcance de los proyectos apuntalados no había llegado al nivel de oposición electoral. Y tampoco son extrañas las revelaciones de que muchos de esos organismos oficiales del Gobierno estadounidense cumplen también actividades funcionales a los objetivos estabilizadores/desestabilizadores de las agencias de inteligencia y seguridad nacional de EU.

En este sentido, la caracterización de organismos de la sociedad civil deja de ser cierta cuando en realidad son financiados porque representan los intereses estratégicos del Gobierno de EU para posicionar aliados vía elecciones locales. Una cosa es recibir fondos de fundaciones para estudios y proyectos y otro para organizaciones que se disfrazan de sociedad para participar como oposición al Gobierno lopezobradorista.

Antes se hablaba del “oro de Moscú” detrás de la oposición comunista; hoy se puede referir el “oro de Washington”.

Zona Zero

  • La breve conversación del presidente López Obrador con la vicepresidenta Kamala Harris, el viernes pasado, fue apenas un round de sombra que dejó un criterio para analizar: la agenda México es prioridad de seguridad nacional de la Casa Blanca, cualquiera que sea el tema. Y que vendrán presiones constantes y crecientes para subordinar a México a los criterios estadounidenses.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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