Adrian Trejo

En cualquier país del mundo, el director o directora de una empresa de transporte público en la que haya ocurrido un accidente mortal, estaría despedida y siendo investigada.

En México no pasa.

A pesar de la ineficacia manifiesta para administrar el Sistema de Transporte Colectivo Metro, el más importante del país, por alguna razón desconocida el Gobierno de la Ciudad mantiene en el cargo a Florencia Serranía.

Desde que asumió la dirección del Sistema han ocurrido graves accidentes como el choque de trenes en la estación Tacubaya, el incendio de las instalaciones centrales del Metro y su pérdida total; inundaciones que alcanzaron los tres metros en la Línea 1 del Sistema mientras se reparaba el cerebro incendiado.

Además de otros accidentes frecuentes como los estallamientos de llantas o fallas en el sistema eléctrico.

Algunos dirán que se trata de incidentes fortuitos, puede ser.

Pero en el caso del derrumbe de la trabe de la Línea 12 que ha costado 24 vidas hasta el momento, hay suficiente evidencia gráfica que demuestra que por lo menos desde octubre del año pasado se había documentado el pésimo estado que guardaba justamente la parte que se derrumbó.

Sin contar que desde el 2017 los vecinos de las colonias por donde transita la Línea 12 expresaban su temor al derrumbe de la obra.

No hay justificación que valga 24 vidas.

Si fue una falla estructural, si se utilizó material de cuarta en lugar de primera, si el diseño original de ingeniería estuvo mal calculado, esas responsabilidades tienen nombre y apellido.

Sin embargo, la responsabilidad mayor debería recaer en Serranía, la persona que “nomás es la directora’’ y que está ahí para prevenir que esas desgracias ocurran.

¿Qué le debe Claudia Sheinbaum a la señora Serranía? ¿O necesita que el número de muertos sea mayor para destituirla por incapaz?

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En estos rejuegos de campaña, más de 200 panistas de Naucalpan abandonaron su partido para sumarse a la campaña de la morenista Patricia Durán que busca reelegirse.

A los panistas de ese municipio, que alguna vez formó parte del llamado “cinturón azul’’, que comenzaba precisamente en Naucalpan y llegaba hasta Guanajuato, no les gustó el trato que sus líderes hicieron con el PRI y el PRD.

La deserción afecta la imagen de la candidata panista Angélica Moya, cuyas posibilidades de triunfo se ven cada vez más reducidas.

Quizá tenga que ver en esto el ejemplo de Enrique Vargas, alcalde de Huixquilucan con licencia, que pasó por encima de todos para imponer a su esposa Romina Contreras como candidata a sucederlo, con el visto bueno de la dirigencia nacional encabezada por Marko Cortés.

Allá ellos.

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Parece que a la candidata de Morena para la gubernatura de Nuevo León, Clara Luz Flores, se le mueve la patita.

El hecho de que el puntero Samuel García sea víctima de sus propias ocurrencias -ya hasta lo llaman “El Bronco 2’’-, y la campaña negra que le realizó el candidato del PRI Adrián de la Garza para relacionarlo con el narco, han detenido -que no frenado totalmente-, su avance.

De la Garza, por su parte, también ha visto mermado su avance sobre todo desde que se revivió el caso del ex gobernador Rodrigo Medina con quien se le relaciona.

Como sea, parece que la encuesta de la última semana de este mes, nos dará la foto más cercana sobre la posición que guarda cada candidato de cara a la elección.

LEG