El lamentable accidente del Metro de la Ciudad de México no descarta todas las posibilidades de su causa, lo que no puede posponerse es señalar la responsabilidad de quienes pudieron evitarlo.

Las consecuencias políticas, además de las 24 muertes y los 79 heridos, es la carrera de tres personajes empezando por Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Miguel Ángel Mancera.

Deberá ser muy precisa la investigación de la FGR y de los peritos externos para que quede muy clara la responsabilidad que señale el descuido o la negligencia de las autoridades correspondientes.

La Línea 12 del metro ha tenido muchos problemas, tantos que debieron suspenderse las actividades 81 días para realizar una reparación a fondo y aunque se diga que se revisa esa estructura todos los días, algo debió pasar y por ello no se descarta ninguna causa, por ningún motivo.

Luego del sismo ocurrido en 2017 los vecinos mostraban su temor por las consecuencias que dejó y la estructura endeble de los puentes por donde circulaba el metro. A casi cuatro años de esa situación, son los propios vecinos quienes expresaron nuevamente su solidaridad con los brigadistas, con y sin uniforme, que trabajan para echar a andar de nuevo el transporte de la ciudad.

El resurgimiento de la sociedad va más allá de las responsabilidades de mantenimiento, para ellos lo que sigue es el futuro. Sin dejar de lamentar lo sucedido, es necesario incorporarse a la acción. Desde luego, esperan sean no sólo cesados sino castigados los culpables, y en este momento todas las posibilidades están abiertas. Señalar a un posible culpable significaría especulación.

Los señalamientos oportunistas de dirigentes de partidos resultan por demás graves. Son acusaciones que no pueden hacerse en este momento y tendrán seguramente sus consecuencias en las urnas. La gente tiene conciencia del valor de su voto.

La especulación del accidente será un verdadero obstáculo para la visión correcta del problema. La visión dolosa del accidente se inició en el momento mismo del accidente, cuando se informaba que la jefa de Gobierno no había llegado a pesar de que sólo habían transcurrido 20 minutos.

Lo que sí es posible advertir es que los partidos que quieren criticar la situación son incapaces de preguntar de qué manera contribuyen a que se mitiguen las consecuencias. Todavía al mediodía de ayer, 4 de mayo, las sirenas de las ambulancias podían escucharse en esa zona de la Ciudad de México.

Es decir, se trata de un acto de consecuencias todavía impredecibles. Lo cierto es que luego de un hecho de esta magnitud no bastará con cesar a los culpables, sino que deberían estar en la cárcel, porque su omisión o desvío de dineros en la construcción y mantenimiento de la Línea 12 del metro es un grave delito.

Es necesario que haya claridad desde ahora en la información veraz que surja de ese accidente. Que la población misma verifique la autenticidad de los fallos de los peritos y que también se castigue a quienes lucran con la especulación.

PEGA Y CORRE. – Se avecina la guerra del agua. La sequía acelera un problema social que parecía pertenecer al futuro lejano. La distribución del Río Cutzamala no resiste ni un año si no hay lluvias sustanciosas y creará un conflicto social en la zona conurbada de la capital del país si no se hace algo desde ahora… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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