Adrian Trejo

El gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ya perdió el fuero; al menos a nivel federal.

¿Y? ¿Cuál es el siguiente capítulo de la novela?

Hasta ayer, la Fiscalía General de la República no había confirmado ninguna orden de aprehensión del gobernador panista; es más, parecía que el Congreso no había notificado oficialmente la decisión de quitarle la protección constitucional que brinda el fuero.

Seguramente ocurrirá en estos días que la Fiscalía se dé por enterada y por ende libere la orden de aprehensión.

Sólo que detenerlo parece que no será fácil ni jurídica ni físicamente, a juzgar por la interpretación que ha hecho el Congreso local del juicio de desafuero y por la protesta -pagada o no- de cientos de ciudadanos que se manifestaron ayer en la capital de Tamaulipas a favor de García Cabeza de Vaca.

Aunque varios juristas consideran que una ley estatal no puede estar por encima de un fallo federal, algunos otros consideran que deberá atenderse lo que dice la Constitución y la Ley de Servidores Públicos locales.

El tema es que es la primera vez que se quita el fuero a un gobernador desde que se aplica la Constitución de 1917.

En el caso de Andrés Manuel López Obrador, ocurrido en el 2005, el desafuero estaba condicionado por otras reglas debido al régimen jurídico del entonces Distrito Federal.

Fue un caso especial; además, en ese entonces, no había la Constitución que hoy tiene la Ciudad de México, como la tienen el resto de los estados de la República.

Como están las cosas, lo más prudente sería que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinará las leyes a aplicar en el caso.

Porque como están dichas leyes, hay una especie de doble fuero, el que marca la Constitución federal y el de la Constitución local, que por el momento beneficia -y entrampa- el caso de García Cabeza de Vaca.

El Congreso de Tamaulipas ya dijo que no procede el desafuero; en ese entendido, el gobernador sigue teniendo la protección procesal que le brinda la Constitución local.

La pregunta es si con este enredo la Fiscalía General aún así girará la orden de aprehensión o tendrá cautela antes de intentar detener al panista, lo que podría generar, sin exagerar, un conflicto social de altísimo impacto.

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Lo más probable es que Evelyn Salgado gane la gubernatura de Guerrero y que su padre, Félix Salgado Macedonio, gobierne desde la sombra.

O quizá ni se tenga que esconder para hacerlo.

Hasta en Morena dan por sentado que Salgado Macedonio será el poder tras el trono y que su hija será una “Juanita’’ más.

Con eso se cumplirá la amenaza del senador con licencia de gobernar Guerrero, pero alguien deberá advertirle que le baje dos rayitas al odio que primero le manifestó al INE y después al Tribunal Electoral por haberle negado el registro.

A ambos organismos, el frustrado candidato amenazó con “chingarlos’’.

Y nadie dice nada…

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La candidata de Morena a la gubernatura de Baja California, Marina del Pilar Ávila, no acudió al debate organizado por la autoridad electoral estatal.

Quizá la candidata crea que el apoyo del gobernador le sea suficiente para mantener la ventaja que dicen que tiene, pero dejar ir la oportunidad de presentarse ante los votantes es un error que varios punteros han pagado muy caro.

Ya se sabe que la morenista no es una eminencia de la oratoria, pero perder “cuadro’’ en un evento tan importante no es la mejor carta de presentación.

A ver.

LEG