¿Qué es tener trabajo para los jóvenes?

Para quienes pudieron estudiar una carrera universitaria en una universidad de prestigio, muchas veces el trabajo significa estabilidad económica y la posibilidad de tomar decisiones: desde pequeñas, como comprarse algo que dé gusto, hasta cosas más grandes, como pagarse el viaje soñado o irse a vivir solo.

Pero muchas veces también representa un obstáculo. Arriba las comodidades de tener independencia financiera, abajo la independencia de tiempo. En muchas empresas no se respeta el horario laboral regular, y en la pandemia, eso de salir temprano se volvió en muchos lugares un cuento chino. También implica tener que pedir permisos para las necesidades del día a día o para tomar vacaciones, lo cual puede hacer sentirnos en la secundaria.

Pero si es una pasión, o si hay que aguantar tantito para poder pagar la vida de nuestros sueños lo vale, ¿no?

El problema es que las ofertas de trabajo no siempre se equiparan con los anhelos de muchos jóvenes, sobre todo si se espera cosechar éxito en carreras como cine, literatura u otras artes. Es más, a veces ni siquiera es la opción, porque si sí se consigue algo, el mal pago (si hay) o la falta de prestaciones o tiempo de calidad puede echarnos para atrás a la hora de aceptar una oferta.

Entonces quizá podamos optar por cosas que paguen mejor, pero no que realmente nos llenen o respondan a ese vacío existencial de seguir nuestro sueño, lo que nos mueve la panza: hacer un negocio propio, escribir libros o viajar y vivir la vida.

Pero si se quiere pensar en seguir el sueño en el tiempo libre, a veces o no hay, o la energía se acabó.

Es una paradoja curiosa: un trabajo regular te da el dinero para cumplir tus sueños, pero te roba el tiempo para poder hacerlo, o poder disfrutar de la cima.

¿Entonces cómo le hacemos para tener un trabajo y al mismo tiempo ser felices?

El que busca encuentra. Casi todo tiene cuenta de Instagram o de Facebook, y puede ser una gran vía de contacto para distintos intereses.

El ser freelance puede ser una opción. Da la libertad de tener vacaciones, escoger proyectos y tiempos. Solo hay que saber nadar. Porque cuando se debe pagar la renta, al casero le importará un cacahuate si nadie peló nuestros mails.

Si se está en las posibilidades económicas de ser soñador por un rato, no pasa nada con intentarlo, o seguir mudando de pieles. Eso que dicen de que uno empieza desde abajo muchas veces es cierto, pero también es importante saber levantar la mano, encontrar el momento indicado para pedir más, luchar por nuestras metas, o darse cuenta cuándo echarse para atrás.

También está bien enfocarse en buscar, y buscar, y buscar.

Aunque sea solo por un rato.

Ya habrá tiempo de sentar cabeza.

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