niños migrantes

No se quejan, pero si pudieran elegir solo querrían jugar y aprender. Son los niños migrantes centroamericanos y mexicanos que viajan irregularmente hacia Estados Unidos, quienes asumen con estoicismo una carga enorme para su edad.

Su vida transcurre en albergues o en precarios cuartos rentados en la ciudad de Tijuana, en el noroeste de México, donde -junto a sus padres- esperan que el gobierno estadounidense les conceda asilo.

La AFP habló con algunos de estos menores en una instalación del Centro 32 Families Belong Together, donde reciben atención psicológica y talleres de dibujo y manualidades.

Danien, Kennet, Dianayetzy, Angie, Daryansi, José Isaac y Karla, nacidos en Honduras, Costa Rica, El Salvador y México y cuyas edades ascienden como escalera desde los 6 hasta los 11 años, lo tienen claro: quisieran divertirse más.

¿Si pudieras elegir, qué te gustaría hacer? “Jugar con mi mamá (a la) pelota”, afirma Angie, hondureña de 8 años, sin titubear.

“Jugar a las escondidas, a las atrapadas, béisbol y básquet”, dice Karla, de El Salvador, con la energía de sus 11 años. Mejor aún si es con su primo y sus tíos que viven en Los Ángeles, Estados Unidos, donde le gustaría estar.

El creciente arribo de menores que cruzan territorio mexicano hacia Estados Unidos -incluso solitarios- está alcanzando niveles de crisis, según expertos y organizaciones internacionales.

El número de niños migrantes se ha multiplicado por nueve este año en México, donde los albergues para atenderlos están desbordados, advirtió la semana pasada el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que fortalecerá su estrategia migratoria con la instalación de 17 nuevos refugios para niños, sobre todo en la frontera sur, principal punto de entrada de personas indocumentadas.

 

– Pintar y aprender inglés –
Alison Nathaly, guatemalteca de 14 años, es autista y prefiere entregar su mente al juego de colores y formas que ofrece la pintura.

Aunque podría terminar viviendo en Estados Unidos, dice que le gusta “aquí en Tijuana”. Su paisano, Dilan Geovanni, de 7 años, también cree que la ciudad “está bonita” y, coincidentemente, quisiera pintar.

Más enfocada en el destino elegido por su familia, Fernanda, hondureña de 13 años, quiere “aprender a hablar inglés”, mientras Mary Tere, mexicana de 9, dice con sinceridad que no sabe qué le gustaría hacer.

Convencidos de que el presidente estadounidense, Joe Biden, les ofrecerá un trato “más humano” tras las draconianas políticas de su antecesor Donald Trump, cientos de miles de migrantes siguen viajando por México con destino al país vecino.

Las detenciones de indocumentados en Estados Unidos se dispararon 71% en marzo, llegando a 172.300, mientras el número de menores no acompañados se duplicó hasta casi 19.000, según cifras oficiales de ese país.

 

 

fahl